Vale sí.
Cuando os pongáis esta peli vais a flipar un poquito con los sermones de los tres gobernadores advirtiéndonos de la veracidad de los hechos, agradeciendo, de paso, a la Warner, su participación en el proyecto consiguiendo, de este modo, ¿ quién sabe??????????, ¿ hacer desistir al respetable de sumergirse en una carrera delictiva????. ¿Salvar vidas?????( que no lo digo yo, que lo dicen ellos).
No tengo ni puñetera idea de qué pretendían hacer al tratar de vender esta peli en ese tono paternalista educativo para ilustrarnos acerca de lo que no debemos hacer por si teníamos dudas. Así como tampoco me gusta el tufillo que desprende durante todo el film ni su mensaje autocrítico acerca de que los actos delictivos que se nos narran responden a una excesiva indulgencia por parte del Estado, es decir, si estos tipos son unos psicópatas es por nuestra culpa, un poco más de mano dura en su juventud y la sociedad se habría ahorrado unos cuantos asesinos. Más simple y fascistoide, imposible.
Pero, obviando esto, luego pasamos a la peli propiamente dicha. Y eso es otra cosa.
Y aquí Andrew L. Stone se marca una estupenda película de cine negro, increíblemente amena, con excelentes momentos de tensión y suspense, llena de ritmo y brío y un retrato de personajes que, a pesar de que no tiene tiempo de hacer una descripción muy detallada de todos ellos, a mí me han resultado más auténticos que los de muchas de sus compañeras de género.
Una banda de atracadores del tres al cuarto. Operan aquí y allá, arramblando con lo que pueden. Ni son muy listos ni valientes. Vete tú a saber por qué la policía tardó tanto en cogerlos porque chapuceros son un rato. De hecho, la cagada comienza en el propio nido. El líder de la banda ( Steve Cochran) es de gatillo fácil. Y ante el menor obstáculo, dispara. Los demás le siguen acojonados. Y las chicas...más acojonadas aún. El que quiera salir de ahí que se preocupe, ya no puede.
Un usuario ha señalado la escena del taxi como un gran ejemplo de cine de suspense. Cierto pero no es la única. Esta cinta está plagada de buenos momentos para morderte las uñas,( el ascensor, la habitación, el camión...). Vamos a olvidarnos de los sermones y de la voz en off. Stone ha hecho un gran trabajo.