Magnífico biopic acerca de la figura de Émile Zola, realizada en 1937, que hoy podemos seguir disfrutando por el absorbente interés del argumento ( los crímenes de Estado), que no ha perdido vigencia.
Centrándose, sobre todo, en el papel que jugó en la acusación del escándalo Dreyfuss, que puso en jaque a todo un país, sacudiendo las podridas alfombras de la plana mayor del Ejército de Francia y, con ello, los sentimientos nacionalistas de Francia, la cinta, es un magnífico ejemplo del tipo de cine hecho para ilustrar al espectador sobre una figura edificante, sin olvidar el entretenimiento, a la manera habitual de entonces.
Perfectamente realizada por ese solvente director que fue Dieterle, con una magnífica interpretación de Muni y la sencilla y efectiva narración que cumple sobradamente su objetivo, el espectador se divertirá, se intrigará, se indignará, se ilustrará y reflexionará sobre los mecanismos del poder y la complicidad del que mira hacia otro lado.
No hay serenidad lejos de la justicia ni reposo fuera de la verdad.
Muy, muy disfrutable. De verdad.