He visto pocos capítulos de South Park, pero los suficientes como para poder pasar el rato y entretenerme viendo como Kyle, Stan, Cartman y Kenny critican lo contradictoriamente sucio que es el mundo en el que vivimos, y más en concreto el mundo de los adultos.

Los creadores, Trey Parker y Matt Stone, se sirven de estos cuatro chavales que piensan de manera más adulta y realista que los adultos para poner las cosas en su sitio. Y la zona donde se ambienta la serie no podía ser mejor: en el estado de Colorado, en el final del Medio Oeste americano, una extensa zona donde suele haber gente que se parece un poco a los demás personajes de la serie: el oficial Barbredy como el ignorante jefe de policía, la madre de Kyle como la señora que tiene que levantar la voz para hacerse notar, el cazador y su amigo, el veterano de Vietnam, tan ignorantes como el resto de habitantes del pueblo, el profesor con su Señor Sombrero como la parte acomplejada de los americanos...

En definitiva, una de las mejores series de animación para adultos de los 90; merece la pena ver unos cuantos capítulos y sacar conclusiones propias al final, ya que lo bueno de South Park es que, de alguna manera, invita un poco a reflexionar, aunque sea a golpe de insultos y humor escatalógico.