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Voto de harryhausenn:
8
6,4
1 007
Drama
Un poeta que se hospeda en un hotel de la ribera llama a sus dos hijos con los que no se reúne desde hace tiempo para que vayan a verle. Esta repentina decisión parece estar motivada por su extraña impresión de que va a morir en cualquier momento. Mientras la familia intenta ponerse al día, una mujer que ha sido engañada por su pareja se muda al hotel. Nada más llegar a su habitación, telefonea a un amigo para que se encuentre con ella. ... [+]
1 de septiembre de 2019
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hong Sang Soo. El rey absoluto del minimalismo. El hombre capaz de hacer una película con dos personas, frente a frente, en una mesa y convertir ese plano casi banal en seña de estilo propio. Una forma de rodar que puede parecer simple, pero que en cambio es capaz de emocionar gracias a su falta de adornos, de falsedad, lo que convierte este logro en algo mayúsculo. Un cine puro, ligero y sincero al que no le falta ningún mérito.
Un escritor se cita con sus dos hijos en un hotel en pleno invierno. Una madre y una hija se hospedan también allí. Siguiendo las conversaciones de los hombres, percibimos los rencores del pasado, principalmente una figura paterna ausente y cruel. El reflejo de las dos mujeres en su familia provocarán al escritor una grieta emocional de consecuencias irreparables.
Un escritor se cita con sus dos hijos en un hotel en pleno invierno. Una madre y una hija se hospedan también allí. Siguiendo las conversaciones de los hombres, percibimos los rencores del pasado, principalmente una figura paterna ausente y cruel. El reflejo de las dos mujeres en su familia provocarán al escritor una grieta emocional de consecuencias irreparables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hotel by the river es una elegía, un llanto de resignación y arrepentimiento antes del adiós definitivo, quizás la película más trágica del coreano. Es una de las películas más pausadas del director y lo es a propósito, pues su lentitud acompaña perfectamente el fondo del guión. La lección que aprendemos de esta edición tan peculiar es que por mucho que intentemos vivir un momento o mantener un instante, el tiempo siempre seguirá adelante, sin frenos.
Es asombrosa la libertad de Hong Sang Soo como director. El lujo de poder permitirse al principio del nudo de la historia una escena de casi veinte minutos, hermano frente a frente, sin que apenas nada ocurra. Sería un crimen que, en este relato acerca del tiempo malgastado, se nos privase de cada segundo de espera, de inquietud e incluso de tedio y exasperación ante la nada. Esa es la mejor manera de transmitirnos el ansia del personaje por enmendar el tiempo perdido, mostrarnos esos minutos finales, por triviales que parezcan, sin desperdiciarlos, pues ya nos quedan muy pocos. Escenas interminables que cobran aún más sentido al oír los desgarradores alaridos en el desenlace de la historia.
Sang Soo vuelve a dar en el clavo al perfilar la fragilidad en el hombre. Como ya hiciera en otras obras maestras desde la ridiculización, como en The day he arrives o Antes sí, ahora no, o desde la compasión como fue en las maravillosas Hill of freedom o The day after. Nunca se pone del lado de los héroes, de hecho no le interesa un perfil digno de admiración, sino el del personaje torpe, el negligente, el despreciable. El error nos hace humanos, la humanidad nos hace verosímiles, la verosimilitud es el cine de Hong Sang Soo.
Pero más allá del relato y del ritmo, la imagen también merece una importante mención. Es, quizás, una de las más justificadas fotografías en blanco y negro. El paisaje nevado en ocasiones ocupa gran parte de la imagen. En contraste con el paisaje, esas inmensas áreas blancas suponen un vacío enorme en el fotograma. Esa sensación de imagen incompleta se complementa perfectamente con el vacío, con el sentimiendo de abandono y falta que expresa cada personaje. El hotel nevado junto al río es un punto de encuentro de una familia que no han sido capaces de llenar ese hueco.
hommecinema.blogspot.com
Es asombrosa la libertad de Hong Sang Soo como director. El lujo de poder permitirse al principio del nudo de la historia una escena de casi veinte minutos, hermano frente a frente, sin que apenas nada ocurra. Sería un crimen que, en este relato acerca del tiempo malgastado, se nos privase de cada segundo de espera, de inquietud e incluso de tedio y exasperación ante la nada. Esa es la mejor manera de transmitirnos el ansia del personaje por enmendar el tiempo perdido, mostrarnos esos minutos finales, por triviales que parezcan, sin desperdiciarlos, pues ya nos quedan muy pocos. Escenas interminables que cobran aún más sentido al oír los desgarradores alaridos en el desenlace de la historia.
Sang Soo vuelve a dar en el clavo al perfilar la fragilidad en el hombre. Como ya hiciera en otras obras maestras desde la ridiculización, como en The day he arrives o Antes sí, ahora no, o desde la compasión como fue en las maravillosas Hill of freedom o The day after. Nunca se pone del lado de los héroes, de hecho no le interesa un perfil digno de admiración, sino el del personaje torpe, el negligente, el despreciable. El error nos hace humanos, la humanidad nos hace verosímiles, la verosimilitud es el cine de Hong Sang Soo.
Pero más allá del relato y del ritmo, la imagen también merece una importante mención. Es, quizás, una de las más justificadas fotografías en blanco y negro. El paisaje nevado en ocasiones ocupa gran parte de la imagen. En contraste con el paisaje, esas inmensas áreas blancas suponen un vacío enorme en el fotograma. Esa sensación de imagen incompleta se complementa perfectamente con el vacío, con el sentimiendo de abandono y falta que expresa cada personaje. El hotel nevado junto al río es un punto de encuentro de una familia que no han sido capaces de llenar ese hueco.
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