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Voto de El Gran Waldo Pepper:
1
7,8
23 058
Ciencia ficción. Aventuras. Acción. Drama
Tras los sucesos de la primera parte acontecidos en el planeta Arrakis, el joven Paul Atreides se une a la tribu de los Fremen y comienza un viaje espiritual y marcial para convertirse en mesías, mientras intenta evitar el horrible pero inevitable futuro que ha presenciado: una Guerra Santa en su nombre, que se extiende por todo el universo conocido... Secuela de 'Dune' (2021). (FILMAFFINITY)
23 de marzo de 2024
23 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
DUNE = STAR WARS mal + LSD
El libro de DUNE debe de estar escrito con un estilo maravilloso porque el argumento no puede ser más simple: "TARZÁN en el espacio con varias incoherencias importantes". Un joven de clase alta llega a una tierra extraña, pierde a su familia, lo adoptan los nativos y se termina convirtiendo en su líder.
Sin embargo, hace falta explicar muy bien cómo es posible que en el año diez mil y pico haya naves espaciales, bombas atómicas y ametralladoras de gran calibre sobre vehículos voladores y sin embargo la infantería cargue a pie y pelee con espaditas y cuchillos. David Lynch se dio cuenta e introdujo la novedad de los "módulos sobrenaturales". El Denis Villeneuve o no se ha dado cuenta o le ha dado igual.
El libro de DUNE debe de estar escrito con un estilo maravilloso porque el argumento no puede ser más simple: "TARZÁN en el espacio con varias incoherencias importantes". Un joven de clase alta llega a una tierra extraña, pierde a su familia, lo adoptan los nativos y se termina convirtiendo en su líder.
Sin embargo, hace falta explicar muy bien cómo es posible que en el año diez mil y pico haya naves espaciales, bombas atómicas y ametralladoras de gran calibre sobre vehículos voladores y sin embargo la infantería cargue a pie y pelee con espaditas y cuchillos. David Lynch se dio cuenta e introdujo la novedad de los "módulos sobrenaturales". El Denis Villeneuve o no se ha dado cuenta o le ha dado igual.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El canadiense ha decidido levantar una saga de "acción" absteniéndose de cualquier aproximación al LSD cinematográfico y, supongo, siendo fiel al material de origen de la historia.
Es la opción más fácil tomada por un director caracterizado por la pereza y la falta de imaginación. Hacer una segunda parte sosaina de un clásico de la ciencia-ficción (Blade Runner) y una readaptación "comercial" y desapasionada de un libro de difícil traslación visual serían escasos motivos de orgullo durante la época dorada del cine (los 80's y los 90's) y sin embargo hoy este individuo saca pecho y algunos amnésicos cinematográficos parecen haber visto algo grandioso en su estilo anodino carente de sorpresa o emoción alguna.
Hay varias diferencias con la versión del '84 que empeoran enormemente el resultado final.
Si la gloriosamente intoxicada versión de Lynch decidía, con buen criterio, sacrificar al personaje de Duncan Idaho por el bien de la estructura, el Villanueva mantiene el personaje en pantalla en lo que terminan siendo unos 20 minutos netos que ralentizan el ritmo y no aportan absolutamente nada al argumento principal.
El desarrollo de los personajes no podría ser más aséptico. Al reparto actoral parece que solo se le dio una consigna: "no transmitáis ninguna emoción". En ningún momento sentimos interés por el devenir de los "buenos" ni llegamos a detestar a los "malos" porque en realidad no vemos que hagan nada malo.
El barón Harkonen es un señor alopécico y obeso mórbido cuya mayor maldad es que come con las manos.
El emperador Shadam IV es un señor mayor con aspecto apesadumbrado al que solo vemos caminando por un jardín.
Y Feid Rautha, que en la de Lynch casi no sale porque no aporta nada al argumento, aquí es un muchacho con alopecia y una perenne expresión de vacío y como de "qué está pasando" que sugiere algún tipo de tara mental, y que tampoco aporta nada a la trama global. Al parecer debe de ser un gran guerrero y sin embargo en la escena del "coliseo" se nos revela que le drogan a sus oponentes. Esto tendrá un desafortunado efecto sobre la pelea final porque la despoja de cualquier tipo de tensión.
Por otro lado, en el bando de los "buenos" nos encontramos a una banda de fanáticos religiosos desérticos que les extraen la sangre a los enemigos caídos, tanto muertos como heridos.
Tradicionalmente, los "buenos" hacen cosas buenas y los "malos" hacen cosas malas y el espectador siente cosas por unos y otros. Al parecer eso ya no funciona así.
Y deslizándonos calmachichamente por esa chocante ambigüedad moral de "buenos" y "malos" llegamos a una escena final que no hubiera podido ser más anticlimática aunque hubiese sido rodada por el mismísimo George Lucas: Paul Atreides se acerca al barón Harkonen y le clava un cuchillo en el cuello, punto pelota, ¿quieres emoción y suspense? Po te joes!!
A continuación, el guión dice que tenemos una pelea contra Feid Rautha (el tontito depilado a la cera) que no tiene ninguna emoción porque ambos no tienen nada personal el uno contra el otro y el calvito no debería ser rival para el prota porque estaría acostumbrado a pelear contra rivales drogados. Sin embargo, el de la eterna expresión confusa le zurra la badana a Paul Atreides hasta el punto de clavarle el puñal en el pecho. Seguidamente forcejean y, OH SORPRESA, resulta que es el retrasadito de Rautha quien muere con el cuchillo del prota clavado. ¿Cómo ha sucedido? Ni idea ¿No estaba Paul Atreides malherido moribundo? Pues resulta que no. El espectador no entiende nada y tampoco le importa mucho, la verdad.
Luego, el prota informa a los presentes de que va a iniciar una guerra contra el resto de las poderosas familias nobles y así termina la película.
Supongo que el cine actual está ideado para ser un complemente de estar bicheando con el móvil y no como una obra de arte que conmueva y provoque emociones.
Fin
Es la opción más fácil tomada por un director caracterizado por la pereza y la falta de imaginación. Hacer una segunda parte sosaina de un clásico de la ciencia-ficción (Blade Runner) y una readaptación "comercial" y desapasionada de un libro de difícil traslación visual serían escasos motivos de orgullo durante la época dorada del cine (los 80's y los 90's) y sin embargo hoy este individuo saca pecho y algunos amnésicos cinematográficos parecen haber visto algo grandioso en su estilo anodino carente de sorpresa o emoción alguna.
Hay varias diferencias con la versión del '84 que empeoran enormemente el resultado final.
Si la gloriosamente intoxicada versión de Lynch decidía, con buen criterio, sacrificar al personaje de Duncan Idaho por el bien de la estructura, el Villanueva mantiene el personaje en pantalla en lo que terminan siendo unos 20 minutos netos que ralentizan el ritmo y no aportan absolutamente nada al argumento principal.
El desarrollo de los personajes no podría ser más aséptico. Al reparto actoral parece que solo se le dio una consigna: "no transmitáis ninguna emoción". En ningún momento sentimos interés por el devenir de los "buenos" ni llegamos a detestar a los "malos" porque en realidad no vemos que hagan nada malo.
El barón Harkonen es un señor alopécico y obeso mórbido cuya mayor maldad es que come con las manos.
El emperador Shadam IV es un señor mayor con aspecto apesadumbrado al que solo vemos caminando por un jardín.
Y Feid Rautha, que en la de Lynch casi no sale porque no aporta nada al argumento, aquí es un muchacho con alopecia y una perenne expresión de vacío y como de "qué está pasando" que sugiere algún tipo de tara mental, y que tampoco aporta nada a la trama global. Al parecer debe de ser un gran guerrero y sin embargo en la escena del "coliseo" se nos revela que le drogan a sus oponentes. Esto tendrá un desafortunado efecto sobre la pelea final porque la despoja de cualquier tipo de tensión.
Por otro lado, en el bando de los "buenos" nos encontramos a una banda de fanáticos religiosos desérticos que les extraen la sangre a los enemigos caídos, tanto muertos como heridos.
Tradicionalmente, los "buenos" hacen cosas buenas y los "malos" hacen cosas malas y el espectador siente cosas por unos y otros. Al parecer eso ya no funciona así.
Y deslizándonos calmachichamente por esa chocante ambigüedad moral de "buenos" y "malos" llegamos a una escena final que no hubiera podido ser más anticlimática aunque hubiese sido rodada por el mismísimo George Lucas: Paul Atreides se acerca al barón Harkonen y le clava un cuchillo en el cuello, punto pelota, ¿quieres emoción y suspense? Po te joes!!
A continuación, el guión dice que tenemos una pelea contra Feid Rautha (el tontito depilado a la cera) que no tiene ninguna emoción porque ambos no tienen nada personal el uno contra el otro y el calvito no debería ser rival para el prota porque estaría acostumbrado a pelear contra rivales drogados. Sin embargo, el de la eterna expresión confusa le zurra la badana a Paul Atreides hasta el punto de clavarle el puñal en el pecho. Seguidamente forcejean y, OH SORPRESA, resulta que es el retrasadito de Rautha quien muere con el cuchillo del prota clavado. ¿Cómo ha sucedido? Ni idea ¿No estaba Paul Atreides malherido moribundo? Pues resulta que no. El espectador no entiende nada y tampoco le importa mucho, la verdad.
Luego, el prota informa a los presentes de que va a iniciar una guerra contra el resto de las poderosas familias nobles y así termina la película.
Supongo que el cine actual está ideado para ser un complemente de estar bicheando con el móvil y no como una obra de arte que conmueva y provoque emociones.
Fin