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Voto de Ezequiel 25 17:
7
Thriller. Drama El marchante americano Tom Ripley (Hopper) intenta poner a prueba la integridad de Jonatham Zimmermann, un humilde fabricante de marcos (Bruno Ganz) que padece una enfermedad terminal. Ripley le presenta a un gánster que le ofrece mucho dinero a cambio de que trabaje para él como asesino a sueldo. En un principio rechaza la oferta, pero, al pensar en el precario futuro que espera a su mujer y a su hijo después de su muerte, acaba aceptando el trato. (FILMAFFINITY) [+]
12 de mayo de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la famosa novela El juego de Ripley que no me he leído, debería hablar tan solo de esta obra como un film en sí pero es inevitable no hacerlo ya que sí leí la primera novela, El talento de Mr. Ripley, y tenía curiosidad de cómo quedaría el papel de Dennis Hooper.
El fallo de esta película radica en que en ningún momento consigues identificarte con el protagonista, un fabricante de marcos para cuadros que de la noche a la mañana se ve convertido en un asesino de la mafia, a causa de su enfermedad terminal la cual le hace replantearse sus prioridades en la vida, su moralidad a cambio de dejar dinero a su familia.
Esa lucha interna que debería ser el motor de la película, el hecho de cómo voy a morir pronto y mi víctima no es más que un delincuente me transformare en asesino por amor a mi familia, te deja más frio que un chapuzón en las costas alemanas. El personaje de Tom Ripley interpretado por Dennis Hooper no me evocó al de la novela que me leí hace años, El talento de Mr. Ripley, no era ese chico de apariencia normal con cara de no haber roto un plato pero de gestos ambiguos y pensamiento retorcido, con esas poses excéntricas y su sombrero de vaquero, haciéndose fotos a sí mismo tumbado en una mesa de billar con las luces de neón reflejándose en su rostro, me recordó más al asesino que interpretaría años más adelante en Terciopelo azul.
Las escenas de acción y suspense están hábilmente construidas con un estilo muy Hitchcockiano pero no consiguen enlazar unas con otras manteniendo la intriga. Dejando como resultado un final un tanto indiferente y esperpéntico con la escena de la ambulancia.
Ezequiel 25 17
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