En 2017 se estrenó éste drama protagonizado por el ascendente Jacob Tremblay (La Habitación, Chicos Buenos) y que versa sobre los problemas de un muchacho con deformidad facial que afronta su primer año en el colegio, con todo lo que ello conlleva.

Tenía ganas de ver este proyecto, ya que la historia me atraía bastante, y más con las favorables críticas de profesionales (tiene un 85% en Rotten Tomatoes) y los positivos comentarios de gente de mi entorno sobre la misma.

Netflix me lo ha puesto en bandeja, ya que la cinta forma parte de su extenso catálogo. Pues bien, una vez vista puedo confirmar que es tan simpática y bien intencionada como parece, pero hay cosas mejorables y fallidas, por lo que es mejor ir por partes.

Nada que objetar sobre la dirección, ya que cumple, sin más (mención especial a los hilarantes cameos de cierto personaje de Star Wars). Por otro lado, se nota que el guion busca congraciarse con el espectador, quizás no de forma desesperada (hay otros dramas que se les nota demasiado), pero es una de esas feel good movies que están hechas para gustar, casi a toda costa (como también lo fue Campeones).

Y es que, a pesar de los necesario y entretenido de la propuesta, la duración es excesiva y hay algo de relleno en el metraje, ya que se nos cuenta la vida y obra de personajes secundarios, quedándose sus tramas en tierra de nadie y aportando bien poco al conjunto, como es el caso de la hermana o de su amiga.

Creo que la película debería haberse centrado en su gran protagonista y haber obviado a los personajes secundarios, ya que algunos acaparan demasiado la atención y uno no llega a saber muy bien el motivo, haciendo que la película dure casi dos horas.

Se nota que es la adaptación de un libro, y de ahí el formato episódico de la propuesta. Quizás hubiese funcionado mejor como miniserie, con un mejor desarrollo de personajes (el padre se queda en un segundo plano). Quién sabe.

En cuanto al reparto, tenemos a un entregado y excepcional Jacob Tremblay, que derrocha carisma y ternura bajo todas esas capas de maquillaje. Y es que estamos ante uno de esos niños prodigio que salen cada cierto tiempo. Esperemos que el futuro le trate bien.

Julia Roberts ofrece una gran actuación, muy emocional y entregada, ocupando su lugar de secundaria de lujo. Quizás el gran Owen Wilson este un poco desaprovechado, siendo el (necesario) alivio cómico en la mayoría de momentos.

El resto del reparto (destacando a los niños) cumple a la perfección y nadie desentona, ofreciendo un conjunto actoral por encima de la media. Se nota que están cómodos con sus personajes y les gusta el material con el que están trabajando.

En conclusión, un drama con tintes de comedia, agradable y entrañable, y que deja muy buen sabor de boca, pero al que le sobran minutos y que se centra en tramas innecesarias que retrasan el ritmo de la cinta. No es ninguna obra maestra (ni creo que lo pretenda), pero no estaría de más que películas como la que nos ocupa se pusieran en los colegios, ya que es una buena crítica al acoso escolar y un ejemplo de respeto hacia los demás. Sólo con eso, ya merece la pena su visionado. Bonita y necesaria.

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