Probablemente la mejor historia de amor del año -junto a "Amour" (Michael Haneke)- sea ésta protagonizada por dos niños. Y aunque no lo parezca "Un reino bajo la luna" no es una historia infantil, lo infantil es la forma en que está contada. Anderson maneja muy bien el sentido de la fantasía y lo que implica ser niño, y lo demuestra a través de las decisiones estéticas. Travellings "perfectos" y cortantes, decoradas falsos, guión lleno de diálogos imposibles y absurdos, personajes dibujados con trazo grueso y exageradísimos, y actuaciones bastante histriónicas -sobre todo en los mayores-.

Esta es la historia de dos niños marginados que se escapan de sus aburridas vidas en busca del amor, de la madurez y en el camino enfrentarán peligros reales y hechos violentos -que Anderson no oculta- pero no por eso deja de ser mágica. Lo mejor de este cuento es que logra el nivel de romanticismo de "Titanic" (James Cameron, 1997) o "Diarios de una pasión" (Nick Cassavetes, 2004) pero sin la necesidad de tanto almíbar.

Actuaciones muy buenas de todo el reparto de famosos pero sobre todo de los niños, él con sus gafotas seductoras y ella que es una miniversión de Jennifer Connelly. Excelente montaje, original guión, buena fotografía y una más que correcta banda sonora de Desplat, hacen el resto.

Curiosa referencia a "Sueños de fuga" (Frank Darabont, 1994) con la escena en la que despegan el póster de la carpa.

Lo mejor: su estética de cuento de hadas y su capacidad para contar el amor desde una perspectiva original.
Lo peor: no le hallo nada que sea digno de considerarse malo.