Cage es un veterano de guerra con una pierna renga que busca trabajo desesperadamente. El tipo "sufre" de exceso de bondad y honradez al punto que es incapaz de mentir sobre su condición de desvalido, lo que le provoca que no lo contraten en trabajos "pesados" como los que le consigue su amigo.

Dahl, realmente, se esmera tanto en subrayar esa característica de honradez en el protagonista -no miente, no le roba unos dólares al de la estación- que cuando en un acto de estupidez se hace pasar por el hombre de Texas que necesita Walsh, no me lo creo. Es que una cosa es la mentira piadosa para conseguir el trabajo, y otra el no sospechar nada cuando ves que por adelantado te dan nada menos que 5 lucas (U$S 5.000). Además, nuestro colega -coguionista y director- vuelve a transgredir este lado del prota cuando sin pensarlo dos veces tima a la Flynn Boyle, y lo más estúpido, pretende salir con 10 lucas y arreglar todo con una carta al sheriff, hay un desnivel en la inteligencia y la inocencia de Cage. Por si fuera poco, cuando se queda sin ideas para retener al protagonista en el pueblo, vuelve a forzar su lado honrado y lo obliga a "enamorarse" para que por ella decida volver.

Fuera del parloteo anterior hay que reconocer que el guión gana enteros en su detallismo, la comisaría sin personal, un sheriff que es elegido por el propio pueblo, el tema de las matrículas de Texas. Y los giros argumentales son buenos e impredecibles, y por sobre todo es elogiable que logre conducirnos hacia un final donde cuatro personajes con intereses diferentes, armados y peligrosos terminan enfrentados en un cementerio. Esto, junto a un tono de leve humor negro, hace que perdones la caracterización ambigua del protagonista.

El montaje es muy frenético, y la ambientación en la U.S.A. rural de pueblo-chico-infierno-grande -por la que tengo debilidad- es muy buena. Las actuaciones completan el combo, Cage está muy bien en su rol de inocentón honrado, Hopper en su salsa como el malazo carismático, Walsh zafa como ese malo que termina un poco arrepentido, y la Flynn Boyle es la femme fatale de turno -todavía era la santita de "Twin Peaks" por aquellas épocas-.

Lo mejor: el frenetismo cargado con tonos de humor negro que caracterizan al mejor Dahl -arraigado últimamente a la T.V.-.
Lo peor: la descuidad ambigüedad del personaje principal.