Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
8
Intriga En 1945, un hombre con un solo brazo llega al desolado pueblo de Black Rock. Es John MacReedy (Spencer Tracy) y busca a Joe Komaco, un granjero japonés cuyo hijo le salvó la vida durante la guerra. El comportamiento de los vecinos es extrañamente hostil y grosero, y las preguntas de MacReedy sobre Komaco no reciben respuesta. Es evidente que ocultan algo, lo que despierta la curiosidad del forastero, que no está dispuesto a irse antes ... [+]
1 de octubre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, aunque no lo pareciera. Decidido, silencioso, lacónico y muy paciente, avanza con paso firme hacia un lugar hostil y peligroso que nada tendría que envidiar al mismísimo Infierno, y no tiene como armas un rifle, un puñado de revólveres o un machete...
Se basta con sus afiladas palabras, cáustico sentido del humor y una mala leche que le sobra por todos lados pese a la serenidad de su rostro.

Hablamos del memorable protagonista de una de las más recordadas películas dirigidas por ese genio del "western" y habilidoso artesano del cine en general que fue John Sturges, "Bad Day at Black Rock" (bautizada en España con el no tan impactante título de "Conspiración de Silencio"), la misma que le valió una nominación al Oscar a Mejor Director y una a la Palma de Oro en Cannes. Había pasado algún tiempo desde que el director hiciera "Fort Bravo", pero el año 1.955 se iba a presentar bastante provechoso para él.
Y empezaría con este film, luego seguido de obras tan dispares como "La Sirena de las Aguas Verdes" y "Duelo de Espías", que provenía de la historia "Bad Time at Honda", publicada en el American Magazine por el escritor y guionista de radio Howard M. Breslin. Adaptada por Millard Kaufman y Don McGuire, el jefe de la productora Loews Incorporated, Nicholas Schenck, no veía de primeras el guión con buenos ojos por sus lecturas subversivas; gracias a Dios, acabaría en las manos de Dore Schary y Sturges aceptó ponerse tras las cámaras, recuperando al gran Spencer Tracy, con el que había colaborado cuatro años antes en "El Caso O'Hara".

De repente, en un caluroso día, un tren expreso hace su no muy bien acogida entrada en el pueblo de Black Rock, un conjunto de no más diez casas perdido en el desierto; de dicho tren se apea un desconocido al que los pocos habitantes lanzan miradas de desconfianza y, en cierto modo, temor. La incógnita es general: ¿qué hará un hombre elegante, sin un brazo, y con el rostro imperturbable como él en un agujero de mala muerte como ese? Su nombre es John MacReedy, nadie le conoce, y su presencia comienza a suscitar nerviosismo y odio más tarde.
La razón para haber viajado hasta Black Rock es encontrar a un granjero japonés llamado Komoko (Komako en la versión al español); desgraciadamente no está, y todo hace indicar que algo terrible ha pasado en ese pueblo...cosa que el forastero tendrá que averiguar. Con esta premisa tan básica cortesía de Breslin, John Sturges elabora una de las obras clave de su filmografía (sí, sin exagerar); si algo destaca en las películas del Oeste del cineasta es la interesante combinación que hace de dicho género con el cine negro y la intriga, y eso es lo que se da en "Bad Day at Black Rock", sólo que a la inversa: un "thriller" de tintes criminales con elementos y un escenario que exhala la esencia más pura del "western".

El suspense se palpa desde el mismísimo comienzo. El forastero baja del expreso, y sin titubear entra en un pueblucho donde se respira hostilidad, la cual es percibida fácilmente por el espectador; el abrasador Sol y la enervante presencia de esos tipejos que observan recelosos al recién llegado no hace sino aumentar la tensión y viciar la atmósfera de una sensación incómoda, angustiosa...algo bueno no va a ocurrir, y lo sabemos. El director va acumulando esa paleta de asfixiantes sensaciones hasta que la violencia estalla, sin estar causada, como era de esperar, por el elemento externo, sino por los maliciosos seres que habitan allí.
Sturges, con su afilado y particular sentido crítico, algo que pondría de manifiesto en sus films (como esas alusiones a la Guerra de Vietnam en "Joe Kidd"), lanza una áspera reflexión con la que analiza y censura la situación social por la que pasaba la Norteamérica de la recién acabada 2.ª Guerra Mundial, en la que ningún nipón podía aspirar al más mínimo atisbo de bondad, y a esa mentalidad que muchos sostenían en el país en el momento, la cual derivaba en una actitud xenófoba, recelosa, supersticiosa y cínica con todo lo que se aproximaba desde el exterior, tal como sucede con ese forastero, encarnación de un sentido de justicia y nepotismo que pretendía erradicar el odio racista predominante.

Ese gigante de Spencer Tracy (hablando en sentido figurado, claro) vuelve a brindar una actuación sólida y fascinante; tras su elegante vestimenta y su granítico rostro, el actor se sumerge en un personaje tan vulnerable como implacable y, de hecho, bastante complejo. Al otro extremo tenemos al malvado Robert Ryan, a Lee Marvin y Ernest Borgnine en unos repulsivos papeles que les condicionarían para futuros villanos, y a la preciosa y no obstante detestable Anne Francis, cruce de "femme fatale" y chica inocente subyugada a un mundo de hombres crueles.
Por otra parte, el estilo del film, que evoca la novela negra de Jim Thompson, el suspense de Hitchcock y los "thrillers" de trazo grueso de Don Siegel, presagia, de algún modo, "westerns" como "El Tren de las 3:10" o "El Último Tren de Gun Hill", del propio Sturges, y el violento cine que Eastwood y Peckinpah practicarían en décadas posteriores (las influencias se aprecian en "Perros de Paja" o "Infierno de Cobardes"...). Sólo falla en su final.

Parece mentira que Sturges, tan avocado al espectáculo y a la acción, ofrezca una conclusión tan sencilla para el film. Yo, sinceramente, esperaba muchísimo más (el típico tiroteo como colofón, como en "El Sexto Fugitivo", por ejemplo...).
De todas formas, "Bad Day at Black Rock" permanece aún hoy día como la gran película de intriga que es, la cual alberga un demoledor mensaje en sus ya memorables y brutales escenas y diálogos.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow