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Voto de Chris Jiménez:
6
Terror. Thriller. Acción. Comedia Grindhouse es una película de terror dividida en 2 partes, una dirigida por Tarantino y la otra por Robert Rodríguez, siendo cada una de ellas de algo más de una hora de duración. A su vez ambas están separadas por falsos trailers de películas de terror, creados por los conocidos directores del género Eli Roth, Rob Zombie, Edgar Wright. "Planet Terror", dirigida por Rodríguez, se trata de una película de zombies. Mientras los afectados ... [+]
3 de julio de 2017
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Un corazón se constituye de dos mitades donde una no puede sobrevivir sin la otra del mismo modo que "Grindhouse" no podría haber sido concebida sin Robert Rodríguez tener un Quentin Tarantino y viceversa.
Esta es la mitad texana-mexicana, la del horror y el delirio, donde los "zombies" vuelven a la vida.

Animados por las sesiones dobles y el gusto por los tráilers de otras películas que las precedían, estos dos "freaks" del cine "exploitation" con el cual crecieron y se fascinaron como otros tantos de su generación, parecía que por fin iban a brindarle su tributo definitivo y épico, cada uno ocupándose de un proyecto y un género donde poder hacerlo a gusto y sin restricciones de ningún tipo, nunca antes con tanto esmero y dedicación (de hecho, para rizar el rizo, a ambos les iban a acompañar una serie de clips de largometrajes inventados...todos ellos impagables, por cierto).
Rodríguez, quien llevaba obsesionado con resucitar a los muertos vivientes desde los tiempos de "The Faculty", y a pesar de que ya se trataba del año 2.007 y de haberse estrenado títulos responsables de volver a insuflar algo de vida al género como "28 Días Después", la desternillante "Shaun of the Dead" o "La Tierra de los Muertos Vivientes" (¿"Resident Evil"?, ¿quién dijo eso?), el de San Antonio no iba a pensárselo dos veces. Desde los créditos, incluso antes, desde el tráiler de esa aún inexistente "Machete", sabemos que esto va a ser todo un viaje a los chorreantes y palpitantes intestinos del "exploitation" de antaño.

Acompañada de uno de los mejores temas compuestos por el director que alberga partes reconocibles de piezas de John Carpenter, Rose McGowan se desata más sexy y explosiva que nunca en esta memorable secuencia inicial retocada con saltos en la imagen, inesperados efluvios de colores y rallajos para simular vejez en el rollo de película, marcando el estilo y el tono a seguir. Erotismo ligero, mal lenguaje y diálogos llenos de mala uva y doble sentido dan paso al punto de inflexión; sobre autopistas bañadas en neblina verde se prepara la imagen del apocalipsis.
El clásico grupo de militares chiflados tiene una trifulca con el "mad doctor" de turno por un gas altamente tóxico; nada tiene sentido, no hace falta porque no hay un argumento real sobre la premisa, lo importante es que dicho mejunje es liberado al Mundo antes de que la violencia se traduzca en géisers de sangre, vísceras desperdigadas y miembros corporales explosivos. Rodríguez no allana el terreno ni nos prepara poco a poco con la calma de Tarantino en "Death Proof"...él llega con botas de acero y nos lanza a la cara lo que pisa, y orgulloso está el hombre; sobre todo porque lo hace con una sonrisa de satisfacción.

Sí que dedicará unos momentos al catálogo de personajes que vivirá por su cuenta la pesadilla que va a extenderse durante la noche hasta el instante en que todos se crucen, subtramas tan endebles como la de cualquier "exploitation", con un turbia y ácida vuelta de tuerca en favor del humor negro (un doctor engañado por su lesbiana esposa, un sheriff de cartón al que no le interesan la ley y el orden o una bailarina azotada por todas partes pero por quien no podemos sentir lástima ya que su sueño es convertirse en humorista). El fondo lo da el desastre "zombie".
Desastre que en su frenesí descontrolado recupera la esencia clásica de Romero, Carpenter y Craven, el absurdo autocomplaciente de O'Bannon, Dekker o Cohen, pero en especial cada plano, escena o desfase sangriento conecta con los lados más mediterráneos que dio el género en su década de esplendor; la suciedad, el desenfado, la fuerza visual por lo indigesto y lo físico y la incongruencia como arma narrativa de las que se sirvieron Lenzi, Fulci, Bava, Martino, D'Amato y demás coetáneos para imponer un estilo propio y tan imitado, que el director recrea en la línea de lo que en su momento también hicieron Raimi y Jackson, cuyas ráfagas de ultraviolencia se perciben aquí en ingentes cantidades.

Además el texano-mexicano va un paso más allá e imprime algo de la ilógica fantástica de los videojuegos y los animes y mangas, siendo Cherry el referente por excelencia de esta estética, en su versión de guerrera caza-"zombies" con metralleta incorporada por pierna. Universo psicotrópico de muertes por doquier, explosiones que suceden sin explicación, órganos arrancados, tías duras, tíos más duros y balas con munición infinita donde los personajes se revuelven, corren, sangran, se fatigan y nosotros con ellos, pues no se nos da ni un solo respiro, personajes estereotipados pero alocados y entrañables, que aceptan la locura presente como otra etapa de sus existencias que hay que superar para sobrevivir.
Para evitar esta caída de ritmo, algo de lo que adolecen la inmensa mayoría de estas películas, Rodríguez pasa al tercer acto directamente por la pérdida de un rollo como sucedía en los destartalados cines de barrio con las copias desgastadas que proyectaban; la llegada al refugio militar y la posterior huida (donde Cherry consigue su pierna-metralleta y el mismo Tarantino nos brinda una aparición increíble) sólo sirve para elevar el nivel de delirio a la termosfera, haciendo de la brutal matanza un festival de la comedia no apto para paladares sensibles.

Además de ser el mejor retorno para Michael Biehn y Jeff Fahey y el mejor papel de Freddy Rodríguez y McGowan, "Planet Terror" también significó la película de "zombies" más fresca y original en años (si bien ese 2.007 competiría con nuestra "Rec") y el último trabajo del cineasta que merece realmente la pena. Este es el mejor Rodríguez, el autor de culto de "Abierto Hasta el Amanecer" y "Desperado".
Ese que tan bien sabe desplegar su talento e imaginación en la fotografía, efectos especiales, manejo del ritmo, banda sonora y detalles de sonido, haciendo de la nostalgia y el homenaje un escaparate perfecto para la evasiva y el deleite del espectador; por desgracia su oda al "grindhouse" fue un fracaso de taquilla.
Chris Jiménez
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