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Voto de Chris Jiménez:
3
Ciencia ficción. Fantástico. Terror. Aventuras Boy (Robert Vaughn) es un adolescente cuya tribu tiene prohibido sobrepasar los confines del árido y desolado valle donde vive, valle que limita con un país mucho más rico en vegetación y fauna. Según sus creencias, allí vive “el Dios que da muerte con su contacto”, y los espíritus asesinan con sus hechizos a los que se aventuran a llegar hasta allí. El valiente Boy, que no teme las supersticiones, decide cruzar la frontera para ... [+]
28 de mayo de 2023
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Época de cavernas, indefinida, extraña y oscura, de tribus y civilizaciones tempranas, de miedos a temores inexplicables, también de curiosidades.
En uno de los vistazos más cutres uno de sus moradores se empezará a preguntar un montón de cosas...

En A.I.P. las cosas seguían como siempre: viento en popa en materia de ofrecer películas de bajo consumo para atraer algo de público adolescente (una moda pronunciada al ofrecer de manera tan seguida "Yo fui un Hombre-lobo Adolescente" y "Yo fui un Frankenstein Adolescente"); el sr. Roger Corman, por su parte, ha rodado en diez días " "Machine-gun" Kelly" y se trata de una de sus experiencias más satisfactorias, sobre todo teniendo en cuenta que es la primera vez que la crítica profesional habla bien de él. Pero es un director de contrato y debe seguir cumpliendo, por ello se mete en la rápida producción de "Teenage Caveman", de unos 70.000 dólares.
De nuevo los créditos son lo más destacado, arreglados a base de pinturas y dibujos abstractos para, de la manera más barata posible, comentar el origen de La Tierra y el ser humano según los principios bíblicos. De ahí nos vamos al seno de una clásica tribu prehistórica...o así debería ser, pero el dinero, la falta de tiempo y la poca atención a los detalles de su artífice, que no está muy contento con el proyecto, no nos ofrecen un trato auténtico de este mundo y sus individuos. Es ridícula la visión de un puñado de hombres de las cavernas perfectamente arreglados, limpios y en unas condiciones mejores que muchos ciudadanos de clase baja de aquel 1.958.

Pues resulta que estos pulcros señores también se cuestionan sobre la tierra que les rodea, en concreto el más joven, un Robert Vaughn de carrera recién empezada que con casi 30 años tiene que pasar por un adolescente (y con el cabello engominado) deseoso de atravesar los límites impuestos por las absurdas leyes de su grupo, leyes que alaban los logros conseguidos por la especie, desprecian lo ajeno y temen lo desconocido. Sin duda unos cavernícolas modelo; además de un aspecto impoluto se enredan en discusiones intelectuales acerca de los misterios de la existencia, la defensa de las normas e incluso los dioses (¿pero qué dioses?, ¡si son cavernícolas!).
Lejos de estas peroratas el escenario está resuelto gracias a las tomas robadas del clásico de Hal Roach "Hace un Millón de Años", cuya estética, también pobre en realismo, seguía muy vigente una década después; el guión de Robert W. Campbell apunta a temas muy interesantes, pero dado que todo esto ocurre en dicho escenario la combinación no podría ser más anacrónica y estrafalaria. La acción y el ritmo tampoco ayudan y el escaso metraje se estanca y alarga más de lo que debiera, ya que las huidas aventurescas del protagonista vuelven a conducir a peleas reflexivas con sus congéneres.

Con respecto a ellos son personajes ininteligibles y desagradables. El padre del chico (y narrador del film, el precario Leslie Bradley) no le defiende cuando todos desean matarle por transgredir las reglas; su novia (preciosa Darah Marshall que, al igual que sus compañeras de tribu, está recién salida de una agencia de modelos) es una subnormal que habla poco y nunca le acompaña en sus viajes (un pobre reclamo de A.I.P. para el público); y el hombre que le manipula para ir a la zona prohibida luego se levanta iracundo contra él, que no revela nada de esto a los demás, por cierto...
Es un desarrollo extraño, de idas y venidas y enfrentamientos que no parezcan que puedan llevar a ninguna parte. Podrían considerarse atractivas las apariciones de dinosaurios y criaturas, pero es que están tomadas de otra película con toda la caradura; queda el misterio de ese ser aberrante con pinta de monstruo de ciencia-ficción al cual denominan "un dios que mata al contacto", y que viene a convertirse en la parte más interesante del argumento. En una decisión audaz Campbell y Corman hacen de él la pieza fundamental de una ingeniosa vuelta de tuerca que hace añicos la lógica de la historia y el escenario.

De hecho consiguen adelantarse en años al apocalíptico y amargo desenlace sorpresa de "El Planeta de los Simios" mientras el cineasta recupera el miedo a la amenaza nuclear tan típica de aquellas fechas, que ya expuso en "El Día del Fin del Mundo". Pero aquí todo está mal.
El error del guión es profundizar más de lo que se debe (y lo hace de manera chapucera) en esa sorpresa en lugar de dejarla en algo simplemente insinuado y ambiguo, para hacer pensar al espectador en las múltiples posibilidades; no es raro que Corman despreciase el film, y menos aún Vaughn, que para colmo de males sufrió un rodaje lleno de percances, antes de saltar a la fama con "Los Siete Magníficos" y su papel de Napoleon Solo en "The Man from U.N.C.L.E.".
Chris Jiménez
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