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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama. Romance Perdido en medio de una tormenta de nieve en un rocoso páramo inglés, un extranjero se topa con Cumbres Borrascosas, la lúgubre mansión del misterioso Heathcliff, un hombre tan torturado por un amor frustrado que ha perdido el deseo de vivir. Mientras la tormenta ruge en el exterior, el fatigado caminante escucha fascinado la triste historia del desesperado amor de Heathcliff y Cathy. Cuando Heathcliff volvió a buscarla, después de una ... [+]
17 de mayo de 2011
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El término, parásito, se deriva de para=relacionado con y sitos=comida, y se utiliza para definir a la bacteria, planta, animal… o persona que vive a expensas de otra. Las personas parásitas son seres sin autonomía, sin autoconocimiento, y emocionalmente son tan débiles que, un día, sienten que no pueden vivir sin ese otro ser a quien se acostumbraron tanto. Entonces, amenazan con morirse para forzar su compañía... y muchos hasta son capaces de terminar con su vida porque, definitivamente, sienten que, el otro lo es todo para ellos.

Abundan las canciones y los poemas ¡de éxito! que estimulan el parasitismo: “La mentira nos ha unido / y la aceptamos los dos / cualquier cosa es importante / antes que decirse adiós…”; “Por ti, por ti / soy capaz de cualquier cosa / pero no me dejes sola / hoy te quiero junto a mí…”; “Que me vuelvo loco por ti / que sin ti no puedo vivir / que mi vida es como un desierto / cuando no estás…”.

<<CUMBRES BORRASCOSAS>>, la novela de Emily Brontë y la película de William Wyler -guion de Ben Hecht y Charles MacArthur-, son preclaros ejemplos del amor parásito. Su fluidez narrativa y su eficiente uso de elementos dramáticos capaces de despertar pasión y lágrimas, les han merecido la más alta acogida, pero, a la luz de lo que deben ser las relaciones afectivas sólidas y maduras, y con respecto a lo que, en realidad, es el AMOR, tengo que decir que, tanto el libro como la película –y aquí caben los remakes de Buñuel, Fuest y otros-, sólo sirven como recreación de una época que debería ya haber sido trascendida, pero que, penosamente, se preserva mediante el inconsciente y repetitivo aporte de los “artistas” de moda. Las canciones que citamos, y muchas otras de las que hoy se cantan con tanto empeño, encajarían perfectamente como fondo de cualquier escena -previctoriana- entre Heathcliff y Cathy… y la cursilería y el parasitismo afectivo, siguen su cauce, fomentando agresiones, depresiones y suicidios, por simple falta de análisis y buen juicio.

Lo más ridículo y amañado de estas semblanzas del amor a la victoriana, son esos finales felices donde todo lo ocurrido ¡recibe la aprobación del universo!... y dos seres profundamente débiles y dependientes, dizque quedan ¡unidos en un sendero de gloria!… tras haber desistido de la vida en una forma que, el universo, desaprueba rotundamente. Enseguida, algún adulador mercenario o de corta vista, escribe: “Uno de los diez mejores filmes del mundo”, y el eco manipulable, repite: ”¡Sí!,¡Sí!,¡Sí!”... pero, pide sustentaciones y sólo recibirás adjetivos.

Para acceder a la luz y a la verdad, es necesario darse cuenta, y todo lo que se requiere es mente abierta, conocimiento vivencial y reflexión concienzuda.
Luis Guillermo Cardona
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