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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece increíble, pero en nuestra sociedad del siglo XXI, ¡todavía hay quienes creen que algunas circunstancias ambientales, y sobre todo, ciertas formas de vestir y particulares movimientos o miradas de algunas mujeres, son claras autorizaciones que permiten violarlas sin responsabilidad alguna! Pero debe quedar bien claro, y en ésto la ley debe ser intolerante: ¡No hay ninguna circunstancia que autorice o legitime tomar por la fuerza y contra su voluntad a una mujer!

Es cierto que las féminas, en muchos casos, son usadas por el universo como instrumento de tentación, pero en cualquier condición, es obligación del hombre (en esencia superior al animal) demostrar que tiene carácter y voluntad, dignidad y autocontrol, para no caer en la trampa y dar rienda suelta a sus instintos. Porque la mujer tiene el derecho sagrado a poner su límite… y este límite no le es lícito al hombre sobrepasarlo hasta el punto de que constituya una violación.

Pero, en un análisis sociológico objetivo, surge una pregunta inevitable: ¿Cuántos hombres poseen este carácter y voluntad, esta dignidad y autocontrol, para no caer rendidos ante una atractiva tentación? La respuesta no alcanza, penosamente, cifras muy representativas, y bajo los efectos del alcohol y/o de sustancias psicoactivas, es indudable que la cifra se reduce a su más mínima expresión.

No siendo excusable el hombre –aunque la psicología y la holística podrían entrar a demostrar circunstancias atenuantes-, queda sugerir a la mujer prudencia, recato y tino, según sea el lugar dónde se encuentre (y con quién se encuentre), porque las posibilidades de ser asaltada en su dignidad son, de hecho, bastante factibles en la sociedad de hoy.

<<ANATOMÍA DE UN ASESINATO>> (la palabra anatomía involucra aquí sutilmente al cuerpo femenino) hace referencia al caso de una violación, ocurrido a la esposa de un teniente del ejército norteamericano, el cual salió luego en busca del hombre –amigo de su esposa- que cometió el hecho y le propinó cinco balazos. El hecho puede ser juzgado como un homicidio premeditado asumido por venganza (pues ocurrió una hora después de consumada la violación) o como la consecuencia de una reacción disociativa o impulso irresistible, pudiendo el sindicado, en este último caso, obtener su libertad.

El juicio que se llevará a efecto en esta película es un magnífico ejercicio de retórica en el que, tanto el defensor, Paul Biegler (un astuto y simpatiquísimo, James Stewart), como el fiscal, Claude Dancer (agudo y manipulador, George C. Scott), sacarán a relucir sus mejores bazas, en un duelo de jurisprudencia y humanidades que dejarán ver muy clara su relevancia a la hora de resolver un crimen.

La sutil resolución nos deja con cierta desazón, pero es muy interesante (porque se asemeja mucho más al american style que a la verdadera justicia), y en todo caso, sentimos haber estado ante uno de los mejores duelos de abogados que nos haya dado el arte cinematográfico.

Con, <<ANATOMÍA DE UN ASESINATO>>, el director, Otto Preminger, ha salido al paso con un filme indispensable.
Luis Guillermo Cardona
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