Quien quiera ver una perfecta disección de las entrañas del capitalismo; quien desee palpar la manera como al dinero se le rinde culto y se convierte en la razón de ser a costa de todo lo demás; y quien anhele comprender por qué la moral y los principios esenciales se sacuden sin remordimiento alguno cuando el egocentrismo domina al ser humano, <<WALL STREET>>, es la película que tiene que ver.

Quien no esté familiarizado con lo que ocurre en la bolsas, fácil puede suponer que el tedio será el común denominador en una película donde abundarán las cifras, los tableros, los gritos de euforia (o de frustración) porque las acciones suben o bajan… pero, lo que nos ofrece el brillante director, Oliver Stone, es una muy entretenida y desmenuzada radiografía de los efectos emocionales que se pueden causar en un ser humano que ha sido formado con ciertos principios que, rara vez, entran en las bolsas.

La Bolsa de Nueva York (New York Stock Exchange=NYSE), es el mayor mercado de valores del mundo entero por el número de empresas adscritas (con un capital cinco veces mayor que el de su competidor, NASDAQ) y por el volumen monetario que viene moviendo cada año, el cual ha ascendido a los 36 billones de dólares. Fue creada, en 1792, con el propósito de controlar el flujo de acciones y, en sus inicios, los negocios se hacían en las aceras de Wall Street… pero, terminada la I Guerra Mundial, ya había superado a la Bolsa de Londres, y ostentaba el primer lugar entre las Bolsas del mundo. En, los Estados Unidos de Norteamérica, no hay mucho esfuerzo por saber de dignidad y de justicia social, pero, ¡sobre hacer dinero ya lo saben todo!... no por nada son la cuna del capitalismo puro y duro.

Formado como Corredor de Bolsa (llegó a ser vicepresidente de Shearson Lehman Brothers Inc.), y nacido como, Louis Silverstein, el padre de Oliver Stone, tuvo que cambiar su apellido por temor al antisemitismo que había en el mundo, y así, pudo evitar el aislamiento y la discriminación. Sus experiencias en la Bolsa de Nueva York, y los materiales que dejó como autor de, “Louis Stone Monthly Investment Letter” -una influyente guía que comenzó en 1953 y publicó hasta su muerte-, motivaron a su único hijo, Oliver, a hacer esta película tras su fallecimiento (el 16 de marzo de 1985), y es, a él, a quien se la ha dedicado.

Co-escrito por, Oliver Stone y Stanley Weiser, el guion de, <<WALL STREET>>, tiene grandes logros: Se empeña en mostrar el lado amable de todos sus personajes, y solo puntuales detalles van dando ocasión de comprender lo que empaña el alma de cada uno. Muestra, con claridad, ambas caras de la moneda: el éxito económico y material que puede alcanzarse, pero, también la suerte de desgracias sociales y de vacíos emocionales que pueden generarse. Da cuenta de que, la amistad y las relaciones sociales se supeditan a las conveniencias, y muestra a una nación arrodillada ante el dios dinero, donde muy pocos piensan en una vida íntegra y en el beneficio colectivo. Como claramente dice, Gordon Gekko -el duro que trabaja en especulación de valores e inmobiliaria, y quien será el pequeño demonio que pondrá las tentaciones en el camino del joven Bud Fox-: “El juego es: unos ganan, otros pierden”… y así funciona, explícitamente, la sociedad capitalista.

La puesta en escena es impecable a todo nivel, pues, refleja exactamente donde se mueven y como viven los magnates de Wall Street. Los nombres de los personajes fueron cuidadosamente elegidos para referenciar un rasgo de personalidad: Gekko, es una suerte de reptil (lagarto). Fox > Zorro, es característico por su astucia. Wildman, podría ser un salvaje. Darien, en griego, significa obsequio… Las actuaciones de Michael Douglas, Charlie Sheen, Martin Sheen, Terence Stamp… en pleno hervor; y en general, todo ha sido cuidado para significar y poner el filme bien alto.

Creo, sin duda alguna, que con, <<WALL STREET>>, Oliver Stone se abona otra excelente película.