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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Comedia Un joven abandona la fortuna que ha heredado de su tía para enrolarse en el circo donde trabaja su novia. Cuando el propietario roba el dinero, el joven recurre a los hermanos Marx. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminado “El hotel de los líos” con la RKO, Los Hermanos Marx regresaron de inmediato a las toldas de la Metro Goldwyn Mayer donde, recuperados de la pérdida de Irving Thalberg, les ofrecieron un contrato para tres nuevas películas… pero ya nada volvería a ser igual, pues, para Groucho el interés por el cine se esfumó de repente. Ya no le divertía entrar en un set, y ahora, como cualquier viejo cantante de aquellos cuya voz se torna desgarrada y apagada, seguía actuando interesado tan solo por el dinero.

Como productor, les asignaron nada menos que a Mervyn LeRoy quien, por entonces, además de tener experiencia como actor, desde 1924 se había convertido en escritor de gags y era un especialista en construcción de comedia. Después, su historial como director en la Warner es de sobra conocido. Y como director, Edward Buzzell, tenía ya un abundante fogueo en la realización de comedias, y proveniente de Broadway, sabía también como era el cuento con los manidos musicales.

Pero el punto débil de “UNA TARDE EN EL CIRCO” radica en el guión. El escritor, Irving Brecher, apenas hacía sus primeras tareas en Hollywood y es muy probable que, a petición de los productores, el objetivo fuera repetir ¡una vez más! el viejo esquema, cambiando solo el ambiente y añadiendo unas cuantas divertidas situaciones.

Así, se trata otra vez de salvar a alguien que está en peligro de perder su patrimonio… y su matrimonio (un joven dueño de un circo); los Marx, en cabeza del abogado Cheever Loophole (¡Sí, Groucho!) se convierten en los héroes que combatirán al enemigo; y ¿adivinen de quien saldrá el dinero que resolverá el problema?…… ¡Claro, de Margaret Dumont! Bueno, de la señora Dukesbury a la que representa de nuevo la estupenda actriz Dumont.

Lo curioso, es que todo esto se perdona fácilmente, porque se logra incluir un buen número de divertidas situaciones; Harpo es estupendo en su interrelación con los animales (foca, pavo, avestruz, gorila…); Chico le hace una estupenda partida a Groucho en las escenas que comparten, sobre todo en la entrevista que tienen con el enano del que pretenden conseguir la prueba del cigarro; y Groucho desacredita un poco la profesión de abogado, pero siempre se las ingenia para hacer llegar los buenos resultados.

Se extrañan un poco las frases punzantes; las sesiones musicales aburren cuando canta el chico enamorado, cuya relación con los Marx, cabe decirlo, apenas existe; el intermedio –¡Sinónimo de la MGM!- se salva porque Chico y Harpo toman esta vez su repertorio de títulos harto conocidos (La cucaracha, Barrilito…), pero que el ritmo decae, ¡decae! Se rescata también la original y novedosa intervención como cantante de Groucho con su tema “Lydia, the tattooed lady”, pero en mucho, es más y más de lo mismo. Entonces, recobra sentido la frase que alguna vez le dijo Irving Thalberg a nuestro querido Groucho, refiriéndose a sus primeras películas: ”Si, ustedes han hecho filmes muy divertidos, pero no eran verdaderos filmes porque carecían de argumento”.

Título para Latinoamérica: “LOS HERMANOS MARX EN EL CIRCO”
Luis Guillermo Cardona
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