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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama. Romance Es la historia de refugiados afganos contada a través de los ojos de Lateef (Hossein Abedini), un iraní adolescente. Mientras él y otros iraníes pelean para llevar acabo un encuentro, los refugiados afganos pueden apenas sobrevivir, ya que ellos no pueden trabajar legalmente. Lateef, con un gran corazón pero un pícaro, trabaja como portero en una construcción, proporcionando té y comida a los trabajadores afganos que trabajan ... [+]
8 de febrero de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los muchos significados de crisis, está el de peligro, pero también significa oportunidad. Los tiempos de crisis traen, para algunos, grandes oportunidades. Sobre todo cuando son ocasión de encontrar la verdadera esencia, como le ocurre a Lateef, el muchacho iraní de apariencia vulgar y sin grandes pretensiones, quien -después de estar en abierto plan de rivalizar con el chico que le ha “quitado” su cómodo cargo de comprar pan y llevar el té, en aquel edificio en construcción donde ahora le toca subir bultos de cemento- un día cualquiera siente que aflora la ternura, la solidaridad y el empeño que un hombre es capaz de prodigarle a la mujer que le despierta los mejores sentimientos. Lateef demuestra que es capaz de desprenderse de todo lo que para otros significa mucho; que no le importan las nacionalidades, ni el dinero, ni las recompensas… y que se conduele muy hondo con los padecimientos de los refugiados afganos que sufren en carne propia los conflictos políticos que generan las grandes potencias.

En el año 2001, Irán cuenta con un millón y medio de afganos que se refugiaron allí huyendo de la guerra, convirtiéndose esto en un grave problema socio-político. Conseguir un carnet para trabajar es harto complicado y entonces los refugiados obtienen empleo pero a menor salario, corriendo los empleadores el riesgo de ser sancionados si se les comprueba este delito. Muchos lo hacen por el solo hecho de abaratar costos, pero también hay quien los emplee porque se conduele sinceramente de sus necesidades.

Memar, el oficial de aquel edificio en construcción, parece motivado por ambas razones, y cuando el obrero Najaf se cae desde el cuarto piso y se rompe una pierna, él acepta luego a su hijo Rhamat para que la familia no vaya a pasar hambre.

“BARAN”, nombre de mujer, y también lluvia en persa, símbolo de la llegada de la primavera, quizás simbolice el cambio moral y espiritual que, así como la lluvia lo trae a la tierra (véase con atención esa llovizna sobre la huella de la chica), la joven Baran también lo trae al corazón y al ser entero de aquel obrero enamorado, que ya no volverá jamás a ser el mismo que fuera antes de conocerla.

Majid Majidi vuelve a sembrar una obra sobre la gente sencilla, sobre el amor y la sensibilidad humana, que es oro de aquel que no puede fundirse ni perderse de manera alguna. Llegas a entenderlo, consigues asimilarlo y lo guardas para siempre en tus entrañas. Y si acaso, conseguimos convertirlo en réplica, veremos como avanza la evolución que un día traerá paz y alegría a todos los corazones.

Actores naturales, una escenografía tan sencilla como la realidad de los obreros iraníes, y una historia que impone sabiduría a la convivencia humana, hacen de “BARAN” otra obra imprescindible del realizador que se metiera en nuestros corazones con la maravillosa “Niños del cielo”.
Luis Guillermo Cardona
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