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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Romance. Comedia Para evitar que le dejen en la sección de obituarios -a donde fue enviado como castigo-, el corresponsal del Morning Star, Wallace Cook (Fredrich March), convence a su jefe Oliver Stone (Walter Connolly), para que lo deje ampliar la noticia del envenenamiento por radio que se dice sufrió una mujer de Warsaw, Vermont, llamada Hazel Flagg (Carole Lombard), y queriendo sacar provecho del caso, la mujer es traída a Nueva York con la venia ... [+]
25 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en una sociedad de oportunistas donde cada quien tira para su lado y donde todo lo que pueda aprovecharse en beneficio propio se tomará a la primera. Se pone cara de querer ayudar, se muestra disposición plena de servir… pero muy adentro, no hay más que un pretencioso afán de hacerse publicidad para satisfacer el ego y para sacar provecho económico a lo que sucede. Por fortuna, no todo el mundo es así… pero en la política, en la industria y el comercio, y en los medios de comunicación ¡si que es fácil encontrar especímenes de este estilo! Y que no es cosa de hoy, de ayer o de anteayer, nos lo demuestra esta historia que se escribió hace casi un siglo.

Hay gente que da en el clavo y un solo acierto lo pone enseguida en el candelero del éxito y la prosperidad. Cuando James H. Street (1903-1954), un hombre de Mississippi, EEUU, que por años se debatió entre ser periodista y ministro de iglesia, escribió un día una corta historia que la revista Cosmopolitan le publicó con el título “Una carta al editor”, en la que contaba el revuelo y la cantidad de buitres que “acogieron” a una mujer en Nueva York, cuando se anunció que había sido víctima de envenenamiento por radio y que estaba próxima a morir… pero todo era una patraña de un empecinado médico que pretendía cobrarle una vieja deuda a un periódico.

El artículo entusiasmó a mucha gente, y entre ésta, al productor David O. Selznick, quien de inmediato lo entregó a Ben Becht para que lo convirtiera en un corrosivo guión cinematográfico que, tras ser retocado por Ring Lardner Jr., George S. Kaufman, Moss Hart y otros tantos nombres (Selznick era obseso-compulsivo), se puso en manos del director William A. Wellman para que lo dirigiera, teniendo a la explosiva y sensual Carole Lombard como protagonista y a Fredrich March como el protector e ingenuo periodista, al que ella meterá en su esperanzado corazoncito.

Pólvora va y pólvora viene, y con una agradable fotografía en technicolor y una colorida puesta en escena, Wellman nos ofrece una comedia bastante entretenida en la que, Lombard y March, nos harán partícipes de un primer round antes de casarse… ¡si es que se casan!

Los temas del periodismo y la política, son los que mejor conocía el guionista Ben Hecht (“The front page”, “¡Viva Villa!”…) y de nuevo nos va a recrear ese mundillo con sus dobleces y sus afanes de competir a como dé lugar. El director del Morning Star, quien curiosamente se llama Oliver Stone (¿Les recuerda a alguien?), está magníficamente representado por Walter Connolly, al igual que el singular Dr. Dolner a quien, Charles Winninger, dotará de picardía y gracia en ebullición.

Con “LA BELLA DE NUEVA YORK”, hay material para pasar un rato bastante divertido y usted debe conocer a Hazel Flagg, para que se cuide de no ser un día la próxima atracción de feria, como, por ejemplo, lo están siendo los infractores que ahora se dedicaron a amenazar a las autoridades con la presuntuosa frasecita: “¡Usted no sabe quién soy yo!”

Título para Latinoamérica: “LA DIVINA EMBUSTERA”
Luis Guillermo Cardona
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