No resulta difícil de entender que el guión de “Al otro lado”, última película del alemán de origen turco Fatih Akin, recibiese el premio al mejor guión en el último festival de Cannes, pues nos encontramos ante uno de los guiones más redondos y mejor estructurados de los últimos años, ni siquiera empañado por algún pequeño detalle que quizás en otra película hubiera hecho tambalear el resto de la historia. “Al otro lado” sigue la tendencia de la obra anterior de Akin, “Contra la pared”, y vuelve a mostrar un talento innato para golpear la conciencia y el estómago del espectador, pero a diferencia de esta, Akin opta por distanciarse algo más de sus personajes, auténticos perdedores marcados por un destino fatal, sin perder por ello la capacidad de envolver al espectador en unas historias trágicas y desesperanzadoras que le sirven al mismo tiempo para denunciar sin tapujos lo peor de la sociedad de hoy en día. Oriente y Occidente son críticados de igual manera, pues en ambos el Estado ejerce el mismo tipo de abuso hacia el individuo y todos los personajes, brillantemente interpretados por todos los actores, son víctimas de una u otra manera por un sistema que no entiende de libertades en un caso ni de solidaridad en el otro.

“Al otro lado” responde al tipo de cine de denuncia que no debe faltar nunca en cualquier cartelera, pero no se olvida de hacerlo mediante una narración clara y concisa, sin efectismos que diluyan su mensaje, dándole la importancia a los personajes que estos requieren y regalándonos momentos de cine de cinco quilates (inolvidable la escena del personaje interpretado por Hanna Schygulla en la habitación del hotel, sola y víctima de la desesperación). Si “Contra la pared” sirvió como brillante carta de presentación de Fatih Akin, “Al otro lado” lo confirma como uno de los directores más potentes y más a tener en cuenta del cine europeo de los próximos años.

Recomendada para espectadores con conciencia social.

Lo mejor: un guión sin fisuras.

Lo peor: que pase desapercibida en la cartelera.