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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Alain Leroy, un francés alcohólico, casado con una americana, está a punto de terminar un tratamiento de desintoxicación en una clínica privada. Antes de enfrentarse de nuevo a la vida cotidiana decide visitar a las personas a las que estuvo vinculado en el pasado. (FILMAFFINITY)
9 de julio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alain Leroy (Maurice Ronet) es un hombre que busca desesperadamente una salida hacia su abstinencia cuando no se convierte en su salvación. Durante un largo trayecto que le irá llevando a los brazos de su amante Lydia (Léna Skerla) y mejor amiga de su mujer con la que ha roto vínculos a sus círculos amistosos más íntimos, Alain dejará por momentos la clínica privada donde está sometido a un tratamiento contra su adicción al alcohol.

Poco a poco iremos descubriendo la identidad distinta de un personaje que aparente feliz pero que va cayendo en una constante debacle en el que el arrepentimiento, la falta de consuelo, la compasión y la autodestrucción participan en un peregrinaje en que el director de “Lacombe Lucien” (1974) rodó con una sensatez y seriedad propias de la culminante etapa de la “nouvelle vague”. De hecho el film de Malle vendría a ser una versión turbiamente adulta de “Los 400 Golpes” (Les Quatre Cents Coups, 1959) de François Truffaut con momentos que también nos recuerdan “Al Final de la Escapada” (À Bout de Souffle, 1960) de Jean-Luc Godard. En resumidas cuentas, una buena película que aprovechó el filón de magistral lección de cine galo que se insufló en los sesenta.

El título metafóricamente tratado, se refiere al estado de combustión espontánea, con el vivaz resplandor que supone después de la reacción al calor. Aunque también se le atribuye al misticismo y a la mitología.
Natxo Borràs
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