Sergio Leone apostó muy alto al considerar que el sueño americano del “western” se podía llevar a Europa sin ningún tipo de problema. “Por un Puñado de Dólares” va más allá del desafío; una prueba de fuego, la chispa de una cadena de películas que mitificarían el “spaghetti western”. Para muchos, una escuela aparte del cine del oeste. Aunque recogería los frutos la era dorada hollywoodiense, siempre se le ha tenido consideración más allá de intentar reanimarse. Pero no son los grandes estudios los que imperan sino un grupo de productores, casi todos italianos entre alemanes y españoles, que intentan consagrar el género a su manera. Hollywood no estaba en medio.

Joe (Clint Eastwood) un forastero americano llega al pueblo fronterizo de San Miguel dónde dos bandas rivales, los Baxter y los Rojo, se disputan el control de armas y alcohol. Ayudado por el posadero Silvanito (José Calvo) y el enterrador Piripero (Joseph Egger), Joe se une al grupo de los Rojo después de haberse enfrentado a tiros con cuatro hombres de los Baxter. El temible Ramón Rojo (Gian Maria Volonté) ha urdido un plan para asaltar a las tropas mexicanas y hacerse con el poder de sus armas para derrotar definitivamente a los Baxter. Pero Joe tiene otro plan; enfrentar ambas familias para devolverle a San Miguel lo que antaño había sido un lugar pacífico y tranquilo.

Primera de las tres colaboraciones de Clint Eastwood con el maestro italiano. En la primera mitad de los sesenta el polifacético actor y director californiano no era muy conocido en la gran pantalla, pero en esa época ya empezaba a escalar profesionalmente gracias a las películas de Don Siegel, otro director que influenciaría en su carrera. Y su contrato por permanecer rodando una buena temporada en tierras almerienses consolidarían así su trayectoria profesional hoy día alabada por muchos.