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Voto de Natxo Borràs:
8
Drama Henry Chinaski es un escritor alcohólico y genial que se pasa la vida en los bares. Su preferido es el "Golden Horn", frecuentado por un variopinto grupo de vagabundos, prostitutas y otros desechos de la sociedad. Henry se lleva muy bien con Jim, el barman de día, pero discute frecuentemente con Eddie, el barman de noche, un hombre iracundo y fanfarrón. Un día Henry conoce a Wanda, una mujer todavía bella y tan alcohólica como él. (FILMAFFINITY) [+]
15 de febrero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el ser humano no caminaba erguido y se regía por la Ley del Más Fuerte, nos viene rápidamente en mente la imagen de un hombre de cromañón sucio, peludo, sin ley ni orden que lo amparen o que lo puedan detener. Mickey Rourke (La Ley de la Calle; The Wrestler) se mete en la piel de Henry Chinaski (alter ego del escritor Charles Bukowski que también ejerció de guionista en esta cinta), viva imagen y semejanza de un cavernícola del siglo XX. Deambula de bar en bar, no tiene territorio propio, pelea por negarse a pagar la ronda y se permite el lujo de conocer a mujeres depresivas (Wanda y Tully, interpretadas por Faye Dunaway y Alice Krige respectivamente), aunque el amor le importa un pito. Wanda, alcohólica cómo él, representa el lado pasivo del que Chinaski tanto se enorgullece y Tilly, la ingenua y reprimida editora que vé en el borracho algo más que un genio, refleja justamente lo contrario; la ambición y el éxito, círculos de los que él se resiste a formar parte, en un exceso de lírica del orgullo y anticonformismo unidos. A pesar de todo Henry seguirá apestando a pedo, whisky, vino y humo de cigarrillo tras un rostro masticado por el sudor y la sangre de las decenas de palizas que recibe de Eddie (Frank Stallone, hermano de Sylvester) el antipático barman que no fia a nadie. Pero Henry cuenta con el apoyo incondicional pero pasivo de otro buen tabernero, Eddie (J.C. Quinn) y una comitiva de viejos borrachos como andantes hígados atrofiados y raquíticas fulanas que se ganan la vida haciendo felaciones en putrefactas letrinas de bar antes que pasar sus últimos años en un geriátrico.

Barbet Schroeder (Antes y Después; El Abogado del Terror) dirige éste film producido por Francis Ford Coppola y pagado por los ejecutivos y todoterrenos de entonces, Menahem Golan y Yoram Globus, más habituales en finanzar películas de acción que dramas con carácter autobiográfico. Poco después de finalizar el rodaje, Bukowski tuvo la fuerza de voluntad de escribir su experiencia en el rodaje (de hecho aparece en un fugaz cameo como cliente de bar) en la novela autobiográfica "Hollywood".
Natxo Borràs
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