Kurosawa es el hombre que convirtió un gigantesco champiñón radioactivo de agua y vapores tóxicos en una bestia nuclear que atemorizó a su país. Es un hombre crítico que no teme llevar la ficción a la realidad, o la realidad a la ficción. Esto nos muestra en su filme a través de sus sueños. Ensoñaciones que, pese a mostrarse con todos los aires de un filme de ficción, entregan fragmentos de una realidad muy contundente de un hombre que vivió un país conflictivo y en su etapa más oscura.

Los sueños de Akira Kurosawa son, en todo el sentido de la palabra, un viaje onírico a una realidad que suena a fantasía, pero fue más real de lo que la misma película puede expresar.