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España España · Madrid
Voto de Mengo:
9
Drama. Romance Rainer es un exitoso productor de televisión que lo tiene todo. Ha llegado a la cima creando programas de televisión, cada cual más estúpido y vulgar. Un día, Pegah, una misteriosa joven colisiona intencionadamente con su coche a toda velocidad. Tras estar al borde de la muerte, Rainer se replantea su vida y decide producir un noticiario para el prime-time de su cadena que haga pensar al espectador. Hundido por la poca audiencia del ... [+]
19 de noviembre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un juego de inteligencia”. Sin duda el título llamará la atención de los curiosos, aunque quizá sólo los más filósofos se atrevan a encarar los 130 min una vez leído el argumento. Algo absolutamente recomendable.

Un productor de la televisión alemana, desengañado violentamente de que el éxito de sus programas se sustenta en la decadencia intelectual de la sociedad, decide cambiar. Lamentablemente no encuentra el apoyo de sus amorales compañeros de negocios y cae de bruces ante una audiencia aborregada. Desesperado intenta su utópico propósito con un peculiar equipo y métodos menos ortodoxos.

La película nos deja con unas cuantas ideas valiosísimas:

Huelga decir aquí que los programas del corazón, telenovelas y reality shows, más allá de entretener las mentes de los telespectadores, las adormecen. Probablemente, esta sea una de tantas frases e ideas tan manidas que han perdido su todo sentido e impacto. Desafortunadamente. Un ámbito que quienes programan las parrillas televisivas dominan tan bien como el principio de vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida.”. No es casualidad que fuera uno de los 11 principios sobre educación popular y propaganda de Adolf Hitler.

Otra idea interesante es que la televisión garantiza la estabilidad del sistema socio-económico, pues es capaz de controlar desde el consumo –y así en cierta medida las necesidades sociales– hasta las preocupaciones en que se distrae nuestro cerebro. ¿Alarmante, verdad? Tan alarmante como actual, pues la creatividad e ingenio de los publicistas arman cada vez mejor a empresas que no dudan en bombardear en forma de anuncios la psico-sociología estudiada acudiendo cada vez más a instintos primitivos junto con elaboradas falacias.

Finalmente, y quizá lo más importante, la grey social se acomoda a lo que tiene. Si es alimentada con morbo, sensacionalismo y escándalo, y no conoce otra alternativa, acabará por admirarlo y someterse a “dos anuncios y volvemos” para continuar el aleccionamiento. Si el camino se nos presenta fácil, no se buscarán nuevos senderos, quizá peligrosos e incontrolados. Por fortuna, o por desgracia de saber que existe y no lo hacemos, el ciclo inverso también es practicable y “la televisión” no tiene por qué rimar con “la nueva religión”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mengo
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