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España España · bilbao
Voto de ernesto:
4
Comedia. Drama Años setenta. El joven Augusten Burroughs (Joseph Cross) pertenece a una conflictiva familia de clase media compuesta por un padre alcohólico (Alec Baldwin) y una madre desequilibrada y narcisista (Annette Benning), una poetisa que no ha publicado nada, pero que vive obsesionada con la idea de hacerse famosa. Cuando sus padres se divorcian, la madre envía a Augusten a vivir con el doctor Finch (Brian Cox), un psiquiatra muy poco ... [+]
16 de febrero de 2007
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy estoy generoso, un 5 para Recortes de mi vida, y ya me parece mucho. Y la verdad es que es una pena. Con lo que me apetecía y con la buena pinta que tenía. Cuando la película se estrenó en Octubre en Estados Unidos y la crítica la machacó sin piedad, pensé que estaban equivocados y que a mi seguro que me gustaba. Y el equivocado era yo!.
Estamos ante una película biográfica del para mi desconocido escritor Augusten Burroughs (o algo así). Y la verdad es que lo siento por el pobre hombre si tuvo que pasar por semejante trance en su adolescencia.
Creo que es imposible juntar en una sola película tal cantidad de cretinos, egocéntricos y tarados psíquicos como en esta historia. El director Wes Anderson, por ejemplo, también suele abusar de estos personajes, pero al menos en muchos casos resultan simpáticos o entrañables. Aquí no, son todos abofetables, empezando por la histérica (y enferma) madre del protagonista. Annette Bening está espléndida pero al final cansa, tanto como su personaje. Impresentable también resulta el psiquiatra, responsable del momento zurullo, uno de los más delirantes, y también divertidos, que he visto en mucho tiempo. Brian Cox lo interpreta con mucho sentido del humor. Tarados completamente resultan los personajes de Gwyneth Paltrow y Joseph Fiennes (muy alejados ya de Shakespeare in love), y ellos no contribuyen a hacerlos más simpáticos. Los personajes más jóvenes, el protagonista Joseph Cross y Evan Rachel Wood interpretando a una de la sdos hijas del psiquiatra resultan medianamente aceptables. Y solo Jill Clayburgh consigue hacer humano y entrañable al único personaje positivo de toda la película.
Momentos aislados, como aquellos en los que sale Alec Baldwin, una dirección artística imaginativa, y algún diálogo puntual consiguen sacarte un poco de la sensación de saturación que provoca la historia. Una historia que se alarga hasta las dos horas y que en la última parte se hace interminable.
Y dicho todo esto, rectifico la puntuación y le pongo un 4 que creo que ya es suficiente.
ernesto
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