Con Monstruos contra Alienígenas el cine de animación recupera su lado más lúdico y divertido. Puede que su argumento no sea el más original ni el más elaborado, pero las dosis de entretenimiento que ofrece son tan elevadas que por momentos parece que estamos ante una película mucho mejor de lo que seguramente es.
En un tranquilo pueblo del corazón de Estados Unidos está a punto de celebrarse una boda. Pero la caída de un objeto proveniente del espacio hace que la novia crezca enormemente, por lo que será encerrada en una base secreta del ejército donde se mantienen alejados de la opinión pública otros seres de aspecto monstruoso que han aparecido en las últimas décadas. Juntos se tendrán que encargar de salvar al planeta ante una invasión extraterrestre que el ejército americano no podrá contener.
La película comienza de forma tan vistosa como convencional, pero a medida que pasan los minutos el sentido del humor se va apoderando de la historia hasta cotas realmente divertidas, y la historia se va haciendo así mas juguetona y trepidante. Cuando el enfrentamiento entre monstruos y alienígenas salta a la pantalla el espectáculo además de divertido es vertiginoso, con algunas resoluciones visuales realmente originales.
Además de los estupendos monstruos protagonistas la película tiene un secundario de lujo, que es ni más ni menos que el mismísimo presidente de Estados Unidos, y que tiene algunos de los mejores momentos de la película.
Además la película tiene otra baza a su favor que es que está hecha para ser proyectada en tres dimensiones, con lo que hay secuencias exclusivamente pensadas para su lucimiento en 3D, que si uno tiene la suerte de poder ver la película en ese formato disfrutará aun más si cabe.
Posiblemente Monstruos contra alienígenas no esté destinada a ser un clásico del cine de animación actual, como pueda ser Wall-E por mencionar una película reciente, pero tiene la virtud de hacer reír y pasar un buen rato a niños y mayores por igual.