Hay muchos aspectos que me gustan de esta película. Tal es el caso de la mejora gráfica de las habitaciones del cubo, que están mejor iluminadas que en la primera película, y la forma de las puertas que dividen las diferentes salas, que ahora son táctiles, es decir, ya no se abren bajando una palanca, sino que el simple roce con la mano abre las puertas.

Sin embargo, lo que más me ha chocado de esta película es la vuelta de tuerca que se le da al cubo, que ahora tiene, no solo trampas mortales, sino también... bueno, no quiero desvelar nada de la trama, pero solo diré que en esta nueva edición del cubo aparecen aspectos físico-cuánticos que están muy lejos de la mente de muchos teóricos, lo que hace que en la película nos preguntemos cómo son posibles estas cosas, y nos aleja un poco de la idea de quién ha dejado a estas personas dentro del cubo.

En resumen, esta película es un cambio dramático con respecto a lo que ya hemos visto en la anterior entrega, aunque la sensación de claustrofobia y la psicosis propia de estar encerrado en ese sitio se mantienen, así como la gran variedad de personajes que salen en la cinta.