Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Drama Varios neoyorquinos navegan por los vericuetos tragicómicos del sexo y del amor dentro y fuera de un club polisexual underground llamado "Shortbus". Sofia, una terapeuta sexual que nunca ha tenido un orgasmo, lleva años fingiendo con su marido. Severine, una dominadora, intentará ayudarla consiguiéndole diversas relaciones sexuales. Por otro lado dos pacientes de Sofia, James y su compañero Jamie, piensan en incluir a un tercero, Ceth, ... [+]
11 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
127/12(10/05/20) Decepcionante y muy sobrevalorada dramedia con más ganas de escandalizar que ideas para desarrollar un film interesante, esperaba algo al estilo “Californication” y me he encontrado una película indie acartonada en su pretensión de impactar con el sexo explícito (hay escenas con relaciones sexuales no simuladas con penetración visible y eyaculación masculina) que es su gancho, pero tras este artificio se enreda en sin fin de obviedades, sobre elementos inherentes a la naturaleza sexual de las personas en sus vertientes más bizarras. Dirección y guión de John Cameron Mitchell (escrito después de extensos talleres sexuales y colaboraciones con el elenco desconocido), tuvo un gran éxito en su debut con “Hedwig and the Angry Inch” y esta su segunda obra se adentra en el mundo de como el humano es dependiente del sexo, y no sabiendo muchas veces que que de esto le hace feliz. La trama gira en torno a conjunto sexualmente diverso de personajes pintorescos en la ciudad de Nueva York, estos convergen en un salón underground semanal de Brooklyn inspirado libremente en varias reuniones subterráneas de NYC que tuvieron lugar a principios de la década de 2000. Según Mitchell, la película intenta “emplear el sexo en nuevas formas cinematográficas porque es demasiado interesante como para dejarlo en el porno”. Nos adentramos en un mosaico de diferentes vertientes sexuales, con self-fellatio, masturbaciones, huevos vaginales, penetraciones de todo tipo, erecciones, organismos, eyaculaciones, tríos, orgias, voyeures, etc. Nos habla de las represiones, de la búsqueda de nuestra identidad sexual, de la comunicación necesaria en toda relación afectiva, habla sobre todo de libertad (sexual por supuesto), la que no debemos coartarnos para satisfacernos. Esto enmarcado en un submundo cuasi- paralelo, los personajes viven por y para buscar la satisfacción sexual, no hay nada más en los márgenes, no hay problemas económicos, no hay hijos, no hay dilemas morales, no hay homofobia, no hay tabúes sexuales, toda transgresión resulta tratada de modo superfluo, es un mundo aparte, donde me he sentido violentado en muchos momentos, quizás debido a mi educación judeo-cristiana en mi sentido heterosexual, sobre todo con la mencionada self-fellatio y con las secuencias de sexo homosexual. Y este al no estar surtido de algo que de consistencia a este naif relato termina por desinflarse, ejemplo claro de su superficialidad es que si a la cinta la despojamos del sexo explícito nos queda una película escasita de contenido. No hay hondura en los personajes, meros estereotipos con el monotema del sexo (cuantas veces habré dicho ya esta palabra en la crítica!), todo se siente tan manufacturado como poco creíble, llegando a la caricatura en sus excesos. Mitchell ha declarado que su objetivo con Shortbus era hacer una película seria que incorpore material hardcore, pues queda lo segundo, pues lo de primero de serio resulta errado en su desarrollo de ligereza suma, donde incluso un intento de suicidio carece de la mínima intensidad, Mitchell ha puesto su película en solfa con sus cacareadas escenas de sexo, pero no tiene unos cimientos de guión que me la hagan atractiva. El sitio web de la audición obtuvo medio millón de visitas y 500 presentaciones de cintas de audición. Cuarenta personas fueron convocadas para audiciones de improvisación y nueve actores fueron elegidos, todo antes de que hubiera alguna historia en mente. Los personajes y la historia de la película se crearon en colaboración durante más de 2,5 años a través de talleres de improvisación con el elenco. Mitchell escribió el guión a partir de la materia prima generada por los talleres y ensayos.

Algunos han calificado la película de “pornográfica”. En respuesta, Mitchell dice que el diccionario define la pornografía como “material creado y visto con el propósito principal de la excitación sexual”, y argumenta que el sexo en Shortbus a menudo se “deserotiza” a propósito para “eliminar la nube de excitación para revelar emociones e ideas que podrían haber sido ocultadas por él “:”El sexo, como la música, es un lenguaje universal. Queremos usarlo para presentar el personaje, evocar emociones, impulsar la trama”.

Ambientada en la ciudad contemporánea de Nueva York, gira en torno a Sofía Lin (Sook-Yin Lee), está casada con Rob (Raphael Barker). Ella trabaja como consejera de parejas/terapeuta sexual, y nunca ha llegado al orgasmo, fingiéndolo. Ella entra en contacto con una pareja: una ex estrella infantil ligeramente egoísta Jamie (PJ DeBoy) y el ex prostituto James (Paul Dawson). Al principio, James sugiere a su novio que abran su relación al sexo con alguien más (“La monogamia es para personas heterosexuales” dice uno de ellos). Esto incluye una amistad con una dominatriz que se conoce con el nombre de Severin (Lindsay Beamish). James y Jamie conocen a un joven ex modelo y aspirante a cantante llamado Ceth, pronunciado “Seth” (Jay Brannan). La vida de la pareja gay está siendo espiada por un vecino al otro lado de la calle, Caleb (Peter Stickles). Todos los protagonistas convergen en el club Shortbus, donde los complejos sexuales y las rpesiones no existen, todos allí son libres de expresarse y comportarse satisfaciendo sus gustos sexuales.

Tiene un comienzo turbador que te hace tener esperanzas en lo vanguardista de la propuesta, ello cuando vemos tres escenas sexuales en diferentes lugares y diferente condición, desde una pareja hetero en plena función de acabar con todas las posiciones del kamasutra de modo electrizante en su pasión desatada; en otro lugar una dominatrix veja a un tipo por dinero hasta eyacular de placer él en un cuadro de ella; y lo más grimante (y que me hizo retirar la vista de la pantalla), cuando un joven desnudo se masturba para estar erecto y con ello poder hacerse contorsionándose una self-fellatio, ello mientras se graba... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow