129/19(18/04/11) Buen y combativo telefilm producido por la Gran HBO sobre las andanzas del llamado por algunos Dr. Muerte, el carismático Jack Kevorkian (Gran Al Pacino), un afamado activista de instaurar el suicidio asistido en los casos de enfermos terminales o enfermos con una existencia pusilánime que no deseaban seguir sufriendo. Es del tipo de productos que pretenden despertar la conciencia social y remover un debate sobre la conveniencia o no de instaurar legalmente la eutanasia para los que su vida carece de dignidad, pero el realizador Barry Levinson se decanta claramente por las simpatías hacia Kevorkian, no es neutral. La historia se centra en la década de los 90 en la que este peculiar doctor asistió al suicidio de al menos 130 personas con unos inventos propios por los que los enfermos podían ser ellos mismos los que provocaran su muerte, grababa en video las entrevistas previas que tenia con los enfermos en los que estos rogaban acabaran con su amargura. Kevorkian ansiaba ser juzgado para que esto fuera un altavoz de sus ideas, fue llevado en varias ocasiones, en todas ellas fue absuelto, entonces antes sus ansias de crear un debate aún más fuerte decidió ir un paso más allá y fue él el que accionó ‘la máquina’, y en este juicio se defendería el mismo. La cinta nos presenta Kevorkian como a un culto, egocéntrico, peleón, que para llamar la atención no dudaba en disfrazarse, es un tipo que narcisista que necesitaba los focos informativos encima suya, los anhelaba para lanzar su nítido mensaje. El ritmo narrativo de la cinta es fluido, el realizador Barry Levinson hace que un producto que podría haber sido seco y complicado de digerir se haga masticable, pues no se atranca en maniqueos argumentos, no acude a la fácil manipulación, no eres empujado, la historia es Kevorkian y este es un hombre vitalista, enérgico, un guerrero dispuesto a la lucha, resulta muy ágil su desarrollo. Y Kevorkian es Al Pacino, uno de los actores vivos más grandes, un coloso que borda su papel, inunda cada plano con su potencia, con su poderoso carisma, domina cada mínimo gesto, cada mirada, es el que hace que todo cobre sentido, emite una fuerza e ímpetu soberbia, simplemente Al en uno de sus grandes trabajos. Le acompañan dignamente John Goodman, Susan Sarandon, Danny Huston y Brenda Vaccaro, que supongo la habrán hecho teniendo en cuenta sus ideas políticas. Recomendable a los que gusten de buenos debates morales. Fuerza y honor!!!