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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia. Drama Los vecinos de uno de los barrios más pobres de Bogotá luchan para evitar el derribo de la casa donde viven, que es propiedad de un millonario sin escrúpulos. Aunque su lucha contra la especulación y la corrupción parece perdida de antemano, ponen en práctica una original estrategia ideada por don Jacinto, un viejo anarquista español. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
142/03(03/11/18) Sugerente dramedia colombiano dirigido y escrito (junto a Humberto Dorado) por Sergio Cabrera, el que es probablemente el film más popular del país sudamericano, relato con mucho de realismo mágico en que se hace una loa a la solidaridad, al trabajo en equipo, a la fuerza de la unión, a la dignidad frente a las ansias de avasallar, todo desde una óptica bastante izquierdista cercana a la loa a la anarquía, que se convierte en su peor defecto, en mostrar un mundo demasiado simplista entre buenos muy buenos y malos muy malos, atacando con argumentos de brocha gorda al sistema judicial, a las fuerzas de seguridad, a la burocracia, a la prensa (hay un cameo del cantante de ballenatos Carlos Vives como reportero engominado y con gafas de pasta).o a los especuladores. Inspirándose Cabrera en un hecho real, había leído en un periódico colombiano sobre un desahucio paradójico y atípico, la burocracia de justicia colombiana tardó tanto tiempo en efectuar el desalojo de La Casa Uribe, que el juez cuando llegó, descubrió que la casa ya no existía. La historia versa sobre como un grupo personas que habitan un inmueble hacen frente al desahucio les que el dueño del edificio les ha conminado judicialmente, a través de esta aventura asistimos a la típica batalla entre la clase baja de la sociedad (todos ellos bueno buenísimos), contra las clases altas (todos ellos corruptos malévolos), y en esta contiendo el realizador nos muestra un rosario de personajes disfuncionales con claro olor berlanguiano (un anarquista, un abogado leonino en su verbalidad, un travesti, una santurrona, una mujer que cuida a su padre vegetativo,…). Aunque Cabrera había previsto la película varios años antes de realizarla, sólo se comenzó cuando el Premio Nobel Gabriel García Márquez vio el piloto de la película de Sergio Cabrera y los alentó a continuar con la realización de esta. Debido a problemas de presupuesto y la falta de apoyo del gobierno colombiano, la película tardó cuatro años para estar totalmente terminada. De hecho, para el momento, el gobierno colombiano estaba cerrando las organizaciones culturales que apoyan a cineastas como Focine. La película fue filmada en Bogotá, el centro de la ciudad, con varias escenas filmadas en las zonas deprimidas de los Cerros Orientales (Bogotá), fue un gran éxito de público y crítica, obteniendo más de treinta premios en diversos certámenes internacionales.

La cinta ya marca su tono anti-sistema en su inicio, con la operística y kafkiana representación en medio de la calle de la teatral maquinaria burocrática para desalojar un edificio, esto en contraste con el modo de imponer la ley con las armas, pues los desahuciados se resisten con barricadas a su desalojo, teniendo armas para defenderse de las autoridades, con lo que la policía entra en una balacera y un niño de los inquilinos resulta muerto. La violencia como método extremo de imponer las leyes. Poniéndonos en contexto para el siguiente desalojo, y como estos inquilinos intentaran salirse con la suya, no con las armas, si no con el ingenio trataran de hacerse valer ante los poderosos. Este contraste entre la inteligencia frente la violencia intimidatoria es el mensaje del film, como los ricos en connivencia con las autoridades hacen y deshacen a su antojo, pero las clases plebeyas solo tiene su unión y fe para combatirlos, algo muy políticamente comprometido con las izquierdas.

Para esta vertiente marcadamente anti-capitalista nadie mejor de epítome que el personaje Don Jacinto Ibarburen (Fausto Cabrera, padre del director), un veterano anarquista español que guarda cual joya la bandera de la CNT, teniendo colgado en su dormitorio un retrato del líder anarquista hispano, Buenaventura Durruti. Jacinto encuentra en esta disputa una “batalla” por la dignidad y el orgullo de no ser pisoteados, de como siempre puede haber esperanza si todos camina n juntos por un objetivo. Deviniendo en un relato vitalista, donde la mezcla de diferentes personalidades produce momentos inspirados, personajes entrañables en su humanidad y fortaleza de espíritu. Metiendo en esta crítica social una coctelera de pragmatismo, sueños, fe religiosa, provocando algunos punzantes momentos de humor que mana de modo natural, ello gracias a un reparto coral lúcido, que transpiran debilidades, miedos, coraje, dudas, y sobre todo mucha humanidad.

Pero todo esto bueno se ve socavado por una moralina low-cost, no la compro. Empezando porque Colombia es una democracia (con todos sus defectos, pero democracia), por tanto la justicia es independiente, los tres poderes están separados, y por tanto la justicia (con sus defectos) debe ser acatada, y si un dueño de un inmueble decide bajo las leyes que quiere disponer de su edificio para lo que desee, y acude a la ley para desalojarlo, los inquilinos deben dejarlo y punto. Todo lo demás es acudir al caos de hacer las cosas fuera de los cauces de la justicia y por tanto abonado a la ley de la selva, pues si los inquilinos del principio se oponen con armas a la ley, que esperan? Que la ley los deje allí, eso se llama terrorismo, que no me lo quieran maquillar de Revolución buenista. Pero la cinta pone como villanos a los ricos y a la justicia, poniendo al dueño del edificio como una caricatura, rabioso, mujeriego, corrupto, violento, ello sin mucho sentido, y por contrario a los inquilinos como todos personajes entrañables, no hay grises que provoquen dilemas morales, todo cayendo en obviedades, no dejando lugar a la reflexión al dártelo todo masticado, con esto caen en lo manipuladoramente sentimental. Tampoco me parece del todo bien tratado el tema del transexual, me queda como un personaje cliché, utilizado para burlarse de los malos, con sus armas de “mujer” buscona, cayendo en estereotipos rancios que le hacen flaco favor a la causa integradora de los trans, incluso siendo interpretado claramente por una mujer, por lo que su ambigüedad me llega torticera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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