Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Romance. Drama Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un soldado alemán que combate en el frente ruso obtiene un permiso para volver a Alemania. Tras comprobar que su casa ha sido bombardeada, emprende la búsqueda de sus padres desaparecidos; al mismo tiempo, conoce a la hija de un preso político y se enamora de ella.
27 de julio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
239/18/14/07/22) Notable film (anti) bélico dirigido por el rey del melodrama Douglas Sirk, con guion de Orin Jannings, adapta el libro “Zeit zum Leben, zeit zum Sterben (1954) del alemán Erich Maria Remarque (pseudónimo de Erich Paul Remark, tiene cameo como el profesor Pohlmann, perseguido por la Gestapo por ayudar a judíos a escapar) ambientado en el frente oriental y en la Alemania nazi. Remarque conoció a Sirk en 1954 y el director persuadió al escritor para que adaptara su propia novela a la pantalla (Remarque: "Me pareció un hombre extraordinariamente comprensivo y capaz. Él sabía lo que quería hacer con mi libro"). Film en el que al igual que otro gran libro llevado a la gran pantalla con gran éxito en 1930, “Sin novedad en el frente” (ambientado en la Gran Guerra), se humaniza a los soldades teutones, se lees da rostro y carácter lejos de la caricatura, ello en un contexto donde la guerra los nazis la tenían perdida y retrocedían sin fin, donde los vítores de victorias quedaban ahogados ante la fatal realidad de la inevitable derrota, adornada con muertos y más muertos sin sentido. El propio hijo de Sirk, el actor Klaus Detlef Sierck (1925-1944), murió en el Ucrania como soldado de la Panzer-Grenadier-Division Großdeutschland cuando tenía 18 años, se quedó en Alemania con su madre cuando el director se separó de su esposa partidaria ella de los hitlerianos.

La acción dramática tiene lugar a comienzos de la primavera de 1944, en el frente ruso de Alemania (sin especificaciones concretas), cuando las tropas nazis retroceden sin fin ante el avance de los soviéticos; y en la pequeña localidad germana de Werden (Renania del Norte-Westfalia), durante algo más de un mes, con especial referencia a los 21 días de permiso del soldado Ernst Graeber (John Gavin), soldado con más de dos años sin poder haber ido a casa, lleva consigo las cicatrices de la WWII en sus carnes, con ‘reliquias’ de París y el norte de África. Se reencuentra inesperadamente con Elizabeth (Liselotte Pulver), hija única, de 20 años, del médico de cabecera de su familia, el Dr. Kause. En Werden, Ernst se relaciona con su antiguo condiscípulo Oscar Binding (Thayer David), con su antiguo maestro el profesor Polhmann (Remarque) y con los militares de la enfermería Hermann Boettcher (Don DeFore), que también busca a su (oronda) esposa, y el herido Reuter (Keenan Wynn) y otros.

Cinta con una gran ambientación, haciendo creíble du dualidad de escenarios, apoyado en la fenomenal dirección artística de Alexander Golitzen (“El Fantasma de la Ópera” o “Spartacus”), y Alfred Sweeney (“Salomón y la Reina de Saba” o “El último atardecer”), por un lado la vanguardia del frente oriental, los lares embarrados, el vestuario raído, el derrotismo imperante en la tropa teutona, las conversaciones que brotan con naturalidad, las situaciones rebosan realismo, se respira el frio propio del lugar; por otro lado está la retaguardia de las ciudades civiles, mostrada aquí una de ellas como el epítome de todas, urbes con decenas de edificios derruidos, cientos de desaparecidos entre las ruinas, madres y padres que han perdido a sus hijos, fachadas agujereadas, calles con montones de escombros, los refugios antiaéreos, el clima de tensión que se respira entre los ciudadanos, el miedo a los bombardeos, el temor constante, es como estar al borde del abismo del apocalipsis, donde la muerte se respira por todos lados incluso con desfiles funerarios en medio de bombardeos

Y en medio de todo esto una conmovedora historia de amor, donde uno de sus defectos es que se ve venir de lejos desde que se encuentran por vez primera, pero es un romance que cala por la forma en que nos cala, por la ternura que fluye entre los protagonistas John Gavin y Liselotte Pulver (escogidos adrede que no fueran conocidos para no hacer una película con estrellas, si no para que fuera más veraz), con diálogos y situaciones que navegan entre la frescura y lo lírico, creando un halo de fatalismo por el modo en que el crescendo nos hace no augurar un final feliz, y todo narrado con tremenda elegancia y fluidez narrativa, creando personajes en pocas puntadas cargados de personalidad (La ‘cocodrilo’, el amigo del prota ascendido, el amigo nazi de este, el profesor perseguido, el nazi, el amigo soldado del prota que también busca a su [obesa] esposa, o el oficial chistoso del hospital). Todo con matices, con seres con sus defectos y virtudes, exponiendo la bipolaridad de las guerras donde los civiles viven las penurias y los arribistas disfrutan de los privilegios (grandes mansiones, lujosos restaurantes, prostitutas, …).

Relato donde el amor puro convive con el averno de la Condición Humana, donde el claro mensaje es el horror de las guerras, la deshumanización que conllevan, las miserias que transmiten, y ello dejando una grieta para la esperanza en el amor, reflejado en esa flor de almendro creciendo en medio de los bombardeos. Y es que Sirk demuestra gran imaginación visual para mostrar la combinación del horror con el lirismo, ayudado por la estupenda cinematografía de Russell Metty (“Spartacus” o “Sed de Mal”) en Eastmancolor CinemaScope, con ejemplos como ese soldado alemán encontrado enterrado en la nieve que descubren por la mano emergiendo en primavera, y que al desenterrarlo parece estar llorando; o el tramo hermoso en el Hotel Germania, con toda la opulencia lustrosa, que deriva ene l refugio hedonista donde los refugiados tienen de amenizadora a una cantante; o las escenas de la estación de tren donde los cristales rotos forman parte del modo de filtrar la realidad, donde incluso la cruz de una ventana se transforma en la de un militar caído en combate; y por supuesto su estremecedor final, con gran similitud con el de “Sin novedad en el frente”; Y es que el crescendo dramático de la película solo podría llevarnos a la conclusión que Sirk ofrece, calando en el espectador de forma trémula.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow