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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Drama. Aventuras Tras años recorriendo multitud de lugares, labrando su reputación como el más grande luchador del Japón, Takezo regresa a Kioto para enfrentarse al líder de la más prestigiosa escuela de samurais de la región. Como demostración de su valor, Takezo se dirige deliberadamente hacia una emboscada preparada por los seguidores de la escuela, mientras el joven y brillante luchador Sasaki Kojiro le observa, con el convencimiento de que puede ... [+]
15 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
78/11(09/03/21) Sobrevalorada, irregular, y aun así buena secuela de “Samurai I: Musashi Miyamoto” (1954), en lo que será una trilogía completada el año siguiente con la tercera y última “Samurai III: Duel at Ganryu Island”, donde se mantiene todo el equipo, desde el director Hiroshi Inagaki y el protagonista Toshirō Mifune. Adaptación de la novela “Musashi” de Eiji Yoshikawa, originalmente lanzada como una serie en el periódico japonés Asahi Shimbun, entre 1935 y 1939, basándose libremente en la vida del famoso paladín japonés, Miyamoto Musashi. Refleja la ascensión del legendario ronin Musashi Miyamoto, interpretado aquí con su propia furia inimitable (tanto hacia adentro como hacia afuera) por Toshirô Mifune, ello en la búsqueda de la perfección del samurái, explorando el Bushidō (el código ético del samurái y el alma de Japón). Tratando temas como la valentía, la arrogancia, la cofradía, el honor, el sacrificio por tu devoción, o el amor puro. Teniendo sus grandes bazas en un imponente Toshirō Mifune (da igual cuando leas esto), un relato que deja buenas ideas sobre la nobleza y el sentido del deber que nos autoimponemos, y una fascinante ambientación en Eastmancolor, creando la cinematografía de Jun Yasumoto fascinantes cuadros de carácter pictórico, con tomas contemplativas de gran beldad, escenas nocturnas de gran lirismo visual, así como brillante en las secuencias de acción en los duelos (aunque falto de sangre, pero entendible por el tiempo), con excelentes coreografías, siendo espléndida en este sentido al que da título al film en el arrozal.

Entre lo desequilibrado está el dramatismo desaforado de los roles femeninos, donde todas sufren un Síndrome de Stendhal al ver a Mushahsi y quedan irremediablemente enamoradas de él, estas subtramas me resultan un tanto cargantes, por lo melodramático de unas plañideras irritantes; El comportamiento de algunos personajes resulta un tanto arbitrario, así como que para mi gusto hay demasiados, abriendo sub tramas que no van a lado alguno, esta profusión de roles me llega a provocar confusión, y es que algunos entran y salen sin ton ni son (ejemplo el niño que quiere ser ‘discípulo’ de Takezo y desaparece), hace que uno llegue a desorientarse. O como el personaje cuasi-protagonista de la primera parte Matahachi (Sachio Sakai), queda reducido aquí a un mindundi. Notándose la procedencia de una historia novelada y `parece querer meter a la gran mayoría de los allí escritos e hierra en capacidad de síntesis.

El inicio resulta estimulante, cuando vemos a media luz Takezo surcar un prado hasta llegar junto a una cabaña, se pone litúrgicamente un pañuelo en la frente, y le dice a un joven, Jotaro (Kenjin Iida), allí presente que se marche, este se niega, diciendo que vive allí y sabe que Musashi se batirá en duelo con ‘Old Baiken’ (Eijirō Tōno). Llega el otro duelista y el enfrentamiento se produce de modo crudo, Musashi con su katana, y Baiken con una bola con púas sujetada con una cadena que balancea cual látigo contra su oponente (seguro esta arma inspiró a Tarantino para uno de sus villanos en “Kill Bill”) y una guadaña (kusarigama), termina venciendo Musashi. Un anciano pasa por allí y espeta a Musashi aunque es muy hábil con la espada carece del rigor de un samurái.

Musashi regresa Kyoto, vuelve a su pasado. Allí lleva su dañada espada por la bola espinada de Baiken a afilador especialista, este lo llama asesino y se niega a pulirla. Tras enfadarse Musashi y marcharse, recapacita y vuelve humildemente al afilador que lo deriva al maestro en este arte Kōetsu Honami (Kō Mihashi). Allí el protagonista queda prendado de una katana pulida, que Honami le dice es de Kojiro Sasaki. Este maestro pulidor es otro de esos personajes parece tendrá importancia y se pierde.

Esta parte es una pantalla más del protagonista hacia la pureza de la perfección que busca todo buen samurái, desde el vulgar campesino que era al inicio de la primera parte, va gradualmente ascendiendo en habilidad con la espada como en capacidad de honor y nobleza. Y por esta odisea se topará con la fragilidad humana, con sacrificios, con debilidades humanas, con traiciones, con cobardes, con conspiraciones, con amores. Aquí el gran rival será nada menos que toda una escuela de samuráis Yoshioka, capitaneada por Seijūrō, al que exige enfrentarse Musashi, pero en un recurso envuelto en una nebulosa inentendible los alumnos dirigidos por Toji (Daisuke Katô) intentan impedírselo.

La película tiene una de sus taras en una sub trama romántica demasiado melodramática e histriónica. Con un triángulo amoroso dado entre Musashi y su antiguo abnegado amor de la primera parte Otsu (Kaoru Yachigusa) y Musashi y Akemi (Mariko Okada), que solo están ahí para que veamos como Musashi solo es fiel y amoroso con su devoción por ser samurái. Otsu continúa con su amor cuasi místico por el protagonista, tanto que si no lo tiene está dispuesta a meterse a monja budista. Akemi es una figura es un rol nuevo que redoma los niveles trágicos de la mujer en esta época, ha sido vendida por su intrigante madre Oko (Mitsuko Mito), violada y aprisionada por amar al casto Musashi, tipo monacal y asceta, ella es una manipuladora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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