77/18(21/04/13) Interesante debut en el largometraje de Jorge Torregrossa, realizador especialista en series como ‘La Señora’, ‘Herederos’ o ‘Gran Hotel’, este film que pretende más de lo que puede, pero que deja momentos bastante apreciables.

Gira en torno a un grupo de amigos que tenían fuertes lazos años atrás pero que tras un incidente acaecido por uno de ellos apodado ‘El Profeta’, perdieron el contacto, una de las mujeres del grupo apodada ‘Madre Teresa’ los llama a pasar el fin de semana de San Juan en una casa en la montaña, lo que en principio es un evocador reencuentro se torna en áspero al ir saliendo a relucir rencillas del pasado, pero lo peor llega con un fenómeno nocturno, a lo lejos el grupo ve una colosal explosión, y a continuación los aparatos eléctricos ya no funcionan, el pánico se apodera de de ellos, derivando en una marcha hacia la población plagada de misterios y de peligros.

La cinta está basada en el best-seller del escritor novel David Monteagudo que se nota influenciado por el americano Cormac McCarthy en el tono seco y pesimista del mundo, ejemplo ‘La carretera’, también llevada al cine, lo guionizan el Jorge Guerricaechevarría (habitual de Alex de la Iglesia y de Daniel Monzón) y Sergio Sánchez (‘El Orfanato’ y ‘Lo Imposible’ de Juan Antonio Bayona), desarrollan un libreto inquietante, el marco de fondo apocalíptico se expone en como un drama intimista con tintes existencialista sobre la incomunicación, los sentimientos de culpa y la redención, en esto tiene un cierto aire a ‘La Aventura’ de Antonioni mezclado con la metafísica de Tarkovski de ‘Stalker’ o ‘Sacrificio’’. Aunque si hablamos de referentes a los que recuerda se podría hacer un coctel con ‘Reencuentro’, ‘El Incidente’, sumado a la agathachristiana ‘Diez Negritos’. Torregrosa arranca el relato de modo sugerente, nos presenta los personajes rápidamente, se produce la catarsis y un gran potencial se atisba en la historia, consigue trasladarnos una atmósfera asfixiante, lástima que no la exprima y se quede en la superficie. Y es que la ansiada radiografía de una generación queda liviana, para que sintamos emociones debemos estar implicados con los personajes y esto no se alcanza por lo fatuamente que están dibujados, de trazos gruesos, no bien delineados, de escasa profundidad, poco sabemos de su pasado, con lo que es difícil empatizar con ellos. Al parecer en la novela, que no he leído, la construcción de personajes antes de la hecatombe ocupa cien páginas, y aquí esto se comprime a 20 minutos, esto dificulta la complicidad emocional. Torregrosa consigue imprimir un halo trágico-existencialista al relato con una cadencia rítmica seca y abrupta, nos sumerge en un relato misterioso, de suspense, donde no hay respuestas a las preguntas, solo importa la reacción de estos personajes al límite.

La cinta posee brillantez visual, con algunas escenas para el recuerdo, la estampida de cabras montesas en el desfiladero, el avión estrellado, la persecución de los perros, el tramo final en el pueblo costero, con la lírica y terrorífica desaparición de la niña producida fuera de campo y con la pavorosa sombra de testigo. Todo esto rodado con brío y sensibilidad, ayudado por una valiosa fotografía de Jorge David Montero (‘El Rey De La Montaña’ o ‘Apollo 18’) que sabe realzar los parajes y una deliciosa música del argentino Lucio Godoy (‘Los Otros’, ‘Todo Sobre Mi Madre’ o ‘Los Lunes Al Sol’), y todo esto coronado por un final un tanto facilón por lo metafísico y poco arriesgado, se queda a medio camino.

Los actores cumplen bien, excepto Carmen Ruiz que realiza un rol hastiante por su histrionismo e histeria, repelente. Maribel Verdú exhibe su espléndida personalidad, el afamado modelo Andrés Velencoso en su primer papel en la gran pantalla realiza una labor estupenda no chirriando y dejando una arrogancia en su belleza egocéntrica. Pero los que sobresalen son Clara Lago y Daniel Grao componiendo una compleja pareja que al final cobra su sentido sobre lo impostado de las apariencias.

En conjunto queda una apreciable obra, con buenas propuestas, un desarrollo pétreo que te produce cierta zozobra por los inquietantes y enigmáticos sucesos en los que cada uno puede tener su propia teoría, la más plausible es que los que aceptamos nuestra culpa nos redimimos y quedamos liberados del yugo de nuestra lánguida, triste y melancólica vida. No es ni mucho menos redonda, pero tras lo mal que la crítica la ha tratado esperaba un trullo y para nada. Fuerza y honor!!!