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Voto de TOM REGAN:
4
7,2
9 278
Thriller. Drama
El marchante americano Tom Ripley (Hopper) intenta poner a prueba la integridad de Jonatham Zimmermann, un humilde fabricante de marcos (Bruno Ganz) que padece una enfermedad terminal. Ripley le presenta a un gánster que le ofrece mucho dinero a cambio de que trabaje para él como asesino a sueldo. En un principio rechaza la oferta, pero, al pensar en el precario futuro que espera a su mujer y a su hijo después de su muerte, acaba aceptando el trato. (FILMAFFINITY) [+]
3 de noviembre de 2019
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
192/27(30/10/19) Plomiza y sobrevalorada adaptación del cineasta germano Win Wenders de la tercera entrega de su serie de cinco partes de Tom Ripley, en este caso “Ripley's Game” (1974) de la texana Patricia Highsmith, centrándose el foco en el secundario Jonathan Zimmermann y dejando al protagonista Tom Ripley de personaje de apoyo. Wenders era fanático de Patricia Highsmith y quería adaptar una de sus novelas al cine, especialmente “The Tremor of Forgery” o “The Cry of the Owl”. Cuando supo que se habían vendido los derechos de estas novelas y de las otras novelas de Highsmith, se reunió con ella y ella le ofreció el manuscrito inédito de Ripley's Game, que se publicó en 1974, Wenders también usa elementos de Ripley Under Ground, aunque no tenía los derechos para hacerlo. Es un film noir que discurre a un ritmo demasiado pausado, donde las situaciones suceden de modo superficial en lo inverosímil y simplista, teniendo que dar excesivas licencias para creer lo que ocurre, donde los personajes se me antojan que actúan de modo arbitrario, para desembocar en un rush final enmarañado y confuso, dándote igual (por lo menos a mí) que les pase a los personajes. Thriller que no emite emoción, ni intensidad, ni tensión, mero artificio acartonado sobre lo que una persona puede hacer si se encuentra muy presionado, mimbres había para dar una historia sugerente, pero se pierde en un ensimismamiento letárgico que discurre en su rush final por parecer escrito por un mono borracho. Como he leído en alguna crítica FA no le veo el mérito a esta película como para tener una nota media tan alta. Wenders quería a John Cassavetes como Ripley, quien se negó y sugirió a Dennis Hopper para el papel. Después de elegir a Hopper, un director experimentado, Wenders decidió elegir directores en todos los roles de gángsters, incluidos Gérard Blain, Nicholas Ray y Samuel Fuller. Él le da crédito a Hopper por sugerir el título The American Friend.
La película presenta a Dennis Hopper como el criminal de carrera Tom Ripley y Bruno Ganz como Jonathan Zimmermann, un encuadre de cuadros con enfermedades terminales a quien Ripley obliga a convertirse en un asesino. La película utiliza un concepto de lenguaje inusual, "natural", lo que significa que Zimmermann habla alemán con su familia y su médico, pero inglés con Ripley y durante su visita a París.
Comienza de un modo prometedor con el entente entre Nicholas Ray y Dennis Hopper en Nueva York, en una charla inteligente, entre un falsificador y su marchante, pero entonces la acción se desplaza a Hamburgo y el relato entra en una trama con más grietas que el coche de Sonny Corleone. Wenders quiere infundir un tono melancólico al metraje, pero parece un onanista con la cámara, cayendo el ritmo a lo ralentí. Un desarrollo donde no se entiende el porqué de lo que pasa, parecen apuntes de un profesor de filosofía que pretende crear dilemas en su alumnado, sostenido todo con papel de fumar, y es que nada tiene un fondo verosímil. Pues que tengamos que tragar que alguien, no se sabe quién es o por qué, contrate a un Don Nadie que se dedica a hacer marcos para cuadros, para que asesine a gente (eso sí, siempre con el mismo modo de proceder, se niega, y luego acepta), cual sicario resulta cuanto menos grimante, nos lo quieren hacer menos bola sumando que el marquero puede estar en fase terminal de una enfermedad. Ah, entonces si es creíble que este fulano se convierta en Hitman (ataque de cinismo), persiguiendo a gente peligrosa por el metro, sorteando cámaras de seguridad, o acabando por el camino con guardaespaldas (venga ya, menudo insulto a la inteligencia). Y es que parece que no le ha importado a Wenders que su trama no aguante el menor de los análisis. Todo esto y algunos elementos más me hacen muy complicado engancharme a la historia, me encuentro frío y distante, ello ante unos personajes nada empáticos.
Pretende Wenders que veamos una amistad en ciernes con las extrañas visitas de Ripley a la tienda de Zimmerman (nombre seguramente guiño a su venerado Bob Dylan, este es su verdadero apellido), cesto acaecido en medio de diálogos rebuscados y donde la supuesta química resulta pastosa, creada por imperativo del guión; Está la vertiente de suspense y acción llevada con ínfulas de cine negro de intriga, pero resueltas de modo torpón, queriendo ser original y realista cae en lo cuasi-ridículo; Y tenemos a Tom Ripley, el protagonista de la novela, aquí relegado a un secundario, que solo toma algo de relevancia en el último tercio, con el tramo del tren, pero actuando de modo raro (siendo benévolo); Como tampoco resulta atractiva la relación de Jonathan con su esposa, moviéndose entre clichés; También se puede hablar de la subtrama de la enfermedad de Jonathan llevada de modo estrafalario (spoiler); Para desembocar todo en un tramo climático esperpéntico; Derivando todo esto en que me importa un bledo lo que les pase a los personajes.
La película presenta a Dennis Hopper como el criminal de carrera Tom Ripley y Bruno Ganz como Jonathan Zimmermann, un encuadre de cuadros con enfermedades terminales a quien Ripley obliga a convertirse en un asesino. La película utiliza un concepto de lenguaje inusual, "natural", lo que significa que Zimmermann habla alemán con su familia y su médico, pero inglés con Ripley y durante su visita a París.
Comienza de un modo prometedor con el entente entre Nicholas Ray y Dennis Hopper en Nueva York, en una charla inteligente, entre un falsificador y su marchante, pero entonces la acción se desplaza a Hamburgo y el relato entra en una trama con más grietas que el coche de Sonny Corleone. Wenders quiere infundir un tono melancólico al metraje, pero parece un onanista con la cámara, cayendo el ritmo a lo ralentí. Un desarrollo donde no se entiende el porqué de lo que pasa, parecen apuntes de un profesor de filosofía que pretende crear dilemas en su alumnado, sostenido todo con papel de fumar, y es que nada tiene un fondo verosímil. Pues que tengamos que tragar que alguien, no se sabe quién es o por qué, contrate a un Don Nadie que se dedica a hacer marcos para cuadros, para que asesine a gente (eso sí, siempre con el mismo modo de proceder, se niega, y luego acepta), cual sicario resulta cuanto menos grimante, nos lo quieren hacer menos bola sumando que el marquero puede estar en fase terminal de una enfermedad. Ah, entonces si es creíble que este fulano se convierta en Hitman (ataque de cinismo), persiguiendo a gente peligrosa por el metro, sorteando cámaras de seguridad, o acabando por el camino con guardaespaldas (venga ya, menudo insulto a la inteligencia). Y es que parece que no le ha importado a Wenders que su trama no aguante el menor de los análisis. Todo esto y algunos elementos más me hacen muy complicado engancharme a la historia, me encuentro frío y distante, ello ante unos personajes nada empáticos.
Pretende Wenders que veamos una amistad en ciernes con las extrañas visitas de Ripley a la tienda de Zimmerman (nombre seguramente guiño a su venerado Bob Dylan, este es su verdadero apellido), cesto acaecido en medio de diálogos rebuscados y donde la supuesta química resulta pastosa, creada por imperativo del guión; Está la vertiente de suspense y acción llevada con ínfulas de cine negro de intriga, pero resueltas de modo torpón, queriendo ser original y realista cae en lo cuasi-ridículo; Y tenemos a Tom Ripley, el protagonista de la novela, aquí relegado a un secundario, que solo toma algo de relevancia en el último tercio, con el tramo del tren, pero actuando de modo raro (siendo benévolo); Como tampoco resulta atractiva la relación de Jonathan con su esposa, moviéndose entre clichés; También se puede hablar de la subtrama de la enfermedad de Jonathan llevada de modo estrafalario (spoiler); Para desembocar todo en un tramo climático esperpéntico; Derivando todo esto en que me importa un bledo lo que les pase a los personajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La puesta en escena se apoya en la estética pictórica del pintor neoyorkino Edward Hopper, célebre por sus retratos de la soledad en la vida estadounidense contemporánea, haciendo del germano Jonathan este tipo solitario en medio del mundo urbanita, esto gracias a la fotografía del holandés Robby Müller (“Paris, Texas” o “Dead Man”), lo único salvable de esta cinta, crea tomas generales de gran belleza, postales urbanos de lugares marginales, tomas interiores bajas en luminosidad proyectando dramatismo, con luz natural que fluye de modo sombrío por la acción, donde en los exteriores no hay más que cielos nublados, no se ve el sol alegórico a la felicidad. Filmado principalmente en Hamburgo, Alemania, con ubicaciones adicionales en Munich, París y la ciudad de Nueva York; La música es de Jurgen Knieper (“Cielo sobre Berlín” o “Lisboa Story”), con melodías de piano y cuerdas con resonancias inquietantes. Se añaden temas del grupo británico The Kinks Too Much on My Mind" y "Nothin 'in the World Can Stop Me Worryin' Bout That Girl", que oyen en la tienda de Jonathan. Wenders despliega parte de su melomanía con referencias a cantantes y grupos musicales, como Bob Dylan o cuando menciona Tom Ripley que quiere volver a traer a Los Beatles a Hamburgo.
Spoiler:
Lo de la subtrama de la enfermedad de Jonathan resulta un alambique de sin sentidos difícil (siendo benévolo) de digerir, pues primero, como saben estos extraños que tiene esta patología? Jonathan se ve un tipo lacónico no muy hablador, por lo que no creo vaya por ahí contándolo; Luego un mafiosillo decide que porque puede estar muriendo puede ser un buen sicario (puaj!); Jonathan da veracidad a unos informes médicos que el tipo que quiere que sea un asesino le entrega fuera del hospital, o sea, credibilidad en estos papeles es escasa, pero Jonathan resulta preso de una inocencia propia del hermano tonto de Forrest Gump; Jonathan acepta hacerse un matón con el encargo de uno o dos asesinatos, y puestos ya, porque no un arco de 0 a 100, pero que gilipoyez de trato es este?; Hilando con esto, tras matar al primero le pagan la mitad de lo acordado y entonces el capo le dice que como tiene que matar a otro más, o sea, que el trato varía según va el viento (puaj!); Por cierto, se hace asesino profesional sin dilemas morales aparentes, y cuando persigue a su primera víctima se queda dormido en el vagón del metro. Pero Jonathan es que no tiene sangre en las venas? Nos tenemos que tragar que alguien con la tensión de este objetivo se quede preso de Morfeo en tales circunstancias? Es un insulto a la inteligencia; Luego lo persigue por los túneles de metro y se da un porrazo con un contenedor en la frente y se hace una heridita, y me pregunto, orgánicamente qué sentido tiene esto? Posible respuesta es que como todo el film, o sea, ninguno; Con la segunda víctima le ayuda, o más bien la mata el invitado inesperado al tren Tom Ripley, haciéndole ganar con esto mucho dinero, y como le paga Jonathan? Le delata a las primeras de cambio al capo (puaj!); Luego entramos en ese rush final de una mansión abandonada, una ambulancia, muertos desconocidos, explosiones, abandonos en una playa, y al final muere conduciendo de repente Jonathan, pero no habíamos quedado en que su enfermedad no era letal?
En conjunto me queda un film insulso, con agujeros que podrían venir de una mala edición o de una pobre filmación, las dos me valen para olvidarla en un reseteo rápido y sin problema alguno por lo visto. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Lo de la subtrama de la enfermedad de Jonathan resulta un alambique de sin sentidos difícil (siendo benévolo) de digerir, pues primero, como saben estos extraños que tiene esta patología? Jonathan se ve un tipo lacónico no muy hablador, por lo que no creo vaya por ahí contándolo; Luego un mafiosillo decide que porque puede estar muriendo puede ser un buen sicario (puaj!); Jonathan da veracidad a unos informes médicos que el tipo que quiere que sea un asesino le entrega fuera del hospital, o sea, credibilidad en estos papeles es escasa, pero Jonathan resulta preso de una inocencia propia del hermano tonto de Forrest Gump; Jonathan acepta hacerse un matón con el encargo de uno o dos asesinatos, y puestos ya, porque no un arco de 0 a 100, pero que gilipoyez de trato es este?; Hilando con esto, tras matar al primero le pagan la mitad de lo acordado y entonces el capo le dice que como tiene que matar a otro más, o sea, que el trato varía según va el viento (puaj!); Por cierto, se hace asesino profesional sin dilemas morales aparentes, y cuando persigue a su primera víctima se queda dormido en el vagón del metro. Pero Jonathan es que no tiene sangre en las venas? Nos tenemos que tragar que alguien con la tensión de este objetivo se quede preso de Morfeo en tales circunstancias? Es un insulto a la inteligencia; Luego lo persigue por los túneles de metro y se da un porrazo con un contenedor en la frente y se hace una heridita, y me pregunto, orgánicamente qué sentido tiene esto? Posible respuesta es que como todo el film, o sea, ninguno; Con la segunda víctima le ayuda, o más bien la mata el invitado inesperado al tren Tom Ripley, haciéndole ganar con esto mucho dinero, y como le paga Jonathan? Le delata a las primeras de cambio al capo (puaj!); Luego entramos en ese rush final de una mansión abandonada, una ambulancia, muertos desconocidos, explosiones, abandonos en una playa, y al final muere conduciendo de repente Jonathan, pero no habíamos quedado en que su enfermedad no era letal?
En conjunto me queda un film insulso, con agujeros que podrían venir de una mala edición o de una pobre filmación, las dos me valen para olvidarla en un reseteo rápido y sin problema alguno por lo visto. Fuerza y honor!!!