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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
7
Terror. Drama Carrie White, una tímida adolescente que vive con su madre, una fanática religiosa, es objeto de las burlas constantes de sus compañeros de instituto. Cuando, en las duchas del gimnasio, la chica sufre un ataque de histeria al tener su primera menstruación, a una de sus compañeras se le ocurre gastarle una broma macabra durante la fiesta de graduación. Lo que todos ignoran es que Carrie posee poderes telequinésicos. Adaptación de la ... [+]
21 de junio de 2013
40 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Carrie", como historia de monstruo, es una historia genial. La película, ya algo envejecida y pasada de rosca, no lo es tanto. Pero la secuencia mítica, tan mítica como el final de "El planeta de los simios" o el bailecillo de "Pulp Fiction" sigue siendo tan espectacular que hasta los desmanes setenteros de un Brian DePalma hasta arriba de farlopa cinéfila se acaban perdonando.

Una secuencia grandiosa, que se prepara con inteligencia desde que el primer hilillo de sangre recorre la pierna de Sissy Spacek en la ducha del instituto. Del hilillo a la debacle sangrienta del final, se pasa por un crescendo de tensión apenas interrumpido por un par de escenas absurdas (el castigo de la profesora de gimnasia o los preparativos del hortera baile) que indican que la farlopa no era únicamente la cinéfila.

Pero de la escenita en cuestión se habla largo y tendido. A mí lo que me fascina más de Carrie es que es la historia de una chica buena y tímida enfrentada a una plétora de monstruos, desde su mamá loca religiosa (desfasadísima Piper Laurie, que luego se reencarnaría en la menos chunga, aunque igualmente sobreactuada Barbara Hershey de "Cisne Negro") hasta los adolescentes acosadores de su instituto.

Aunque también es la historia de una chica peligrosa con poderes telequinéticos que desata una masacre de fuego el día de la mayor victoria y la mayor humillación de su vida.

"Carrie" es, en realidad, la historia de un monstruo sin monstruo; simpatizamos con una asesina de masas, deploramos las acciones de unos cutre-acosadores de instituto. Desde un lado perverso, nos alegramos de lo que les espera. Porque es tan cruel el crescendo que desarrolla la película desde que Sissy Spacek hace su primera aparición, que nos posicionamos sin poder evitarlo, de una manera que resiste toda racionalización.

No deja de retorcer aún más la premisa de la mítica "La parada de los monstruos" de Tod Browning: el monstruo, como lo humano; lo humano, como lo monstruoso. Carrie repele por su físico grimoso, su nula autoestima, su sumisión bovina a las ofensas y los maltratos de sus necios compañeros de clase. Pero a Carrie empezamos a verla con otros ojos cuando saborea la gloria y se le arrebata. Aquí vuelvo a insistir sobre la magistral secuencia del baile; si Carrie no usa sus poderes en plenitud antes, es porque hasta ese momento no ha conocido lo que es el amor propio. Lo empieza a albergar y de pronto, algo se lo quita. Carrie simplemente, explota. ¿Es un monstruo?

Se puede tomar la implacable venganza final no como la masacre brutal que aparenta, sino como la sangrienta declaración de principios de una persona nada dispuesta a seguir siendo puteada.

Y sí, al final es inevitable hablar sobre ello: todo está en el baile.
Neathara
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