En el subgénero conocido como Cosas Raras de Chinos existen dos grandes corrientes:

1) Cosas Raras de Chinos Para Dormir: aquí entrarían Wong Kar-Wai y Kim Ki Duk por ejemplo, a veces también Kurosawa sobre todo el director's cut de "Los 7 samurais" que es un coñazo de padre y muy señor mío. Yo de hecho no lo sabía que era el director's cut cuando la alquilé en el videoclub hace siglos, pensaba que sólo había un cut..."juraría que esta peli no era tan larga", pensaba inocentemente mientras arrasaba con mis reservas de vitamina B-12 que guardaba para cosas especiales, como el periodo de exámenes o bien una posible revisión de "2001, odisea despacio".

2) Cosas Raras de Chinos Molones: pues mismamente "The host" y en otro sentido, esta diapasón de violencia llamada "Old boy".

A mí me enganchó desde el comienzo el misterio de este hombre al que secuestran durante años sin saber porqué ni saber quién le ha privado de vivir su vida. Toda la trama se desenrolla como una alfombra persa que esconde un cadáver palpitante en su interior: el del protagonista. Fantástica toda la parte del secuestro con un sabio predominio de colores y planos llenos de agobio que te pone el cuerpo para todo lo que vendrá a continuación.

Y LA ESCENA.

Sabiendo que está muerto, nuestro hombre sale de su encierro y va a un restaurante donde pide una especie de sepia o pulpo, no recuerdo, todavía vivo. El hombre muerto muerde con fuerza al bicho que agita sus tentáculos inútilmente ante la apisonadora de esos dientes hambrientos de vida. La escena me fascina, podría verla una y otra vez. Todo lo que viene después es la consecuencia natural de esta escena. La sepia es el exorcismo pero luego vendrán los demonios. Nuestro hombre muerto se los habrá de comer a todos vivos ¿o no?.

Una de las Cosas Raras de Chinos más apasionantes en lo que llevamos de década.