Esta cuarta entrega de la saga es básicamente un remake de "Mad Max 2 : El guerrero de la carretera" con pinceladas de la tercera "Mad Max : Más allá de la cúpula del trueno" (que ya en su momento fue un auténtico mojón). George Miller, realizador de la trilogía original, repite en la dirección de una película que cumple a rajatabla el patrón de todos los grandes blockbusters de acción, aventuras o ciencia-ficción de la última década. A saber, el film parece haber contado con un presupuesto gigantesco en dos apartados: el de efectos especiales con los que busca apabullar al espectador de principio a fin con continuas explosiones y secuencias de acción imposible, indudablemente espectaculares, y el de diseño de producción, con un minucioso estilismo que no sólo pone al día la estética post-nuclear que ya recreaba la primera secuela de la saga, sino que la retuerce y sofistica hasta el extremo del detalle, tal como sucedía con "Prometheus", otra película que resucitó una saga 30 años muerta, con un diseño de producción intachable.

Más allá de los efectos visuales, una excelente fotografía y el comentado estilismo, la película no tiene nada más. Todos aquellos que crean (entre los que me incluyo) que una película debe contar como fundamento ineludible con un guión, más les vale elegir otra opción de la cartelera. Porque Mad Max : Furia en la carretera no tiene guión. O más bien cuenta con un guión patético y escasamente trabajado. Pero eso no parece ser problema para el espectador actual. Ni siquiera para muchos que disfrutaron con el cine de acción de los 80, la edad de oro de ese cine, y que parecen encantados con la deriva que ha tomado un género donde los efectos especiales han robado definitivamente el protagonismo a actores y, sobre todo, guionistas.

"Mad Max : Furia en la carretera" economiza su guión tanto como puede. Su historia se estructura en dos actos, prácticamente idénticos. Un primer acto donde el personaje de Charlize Theron, nada más comenzar, inicia una huida motorizada que da paso a una persecución enfebrecida e interminable, donde las explosiones, la violencia y la velocidad son los catalizadores de la narración hasta la mitad aproximada del metraje, único momento de pausa en la película. Y sin duda el más intrascendente y aburrido ya que los personajes, fuera de las secuencias de acción, se nos muestran blandos, vacíos y sin ningún tipo de interés. Por no hablar de unas relaciones entre ellos que son de una incongruencia bestial (de traca lo del "soldado" que ha querido matar a los escapados y al que estas aceptan de inmediato dentro del grupo poco después).

Tras el punto de inflexión llega el segundo y definitivo acto, que no es sino una repetición idéntica del primero: una nueva persecución en sentido inverso al de la primera mitad de la película, persecución en la que Miller y sus guionistas agotaron su fuente de ideas y donde pueden disfrutarse todo tipo de situaciones desmesuradas que serían aún más impactantes si el ritmo de la película no fuese tan monocorde: el contador de acción pasa de 0 a 100 nada más arrancar los títulos de crédito y el pistón apenas baja unos minutos durante su tramo central, para volver a situarse a tope hasta el final. El ritmo es tan vertiginoso en todo momento que la acción termina por aburrir.

Ante la avalancha unánime de elogios yo me pregunto ¿resiste cualquier comparación "Mad Max 4" con auténticos clásicos como "Jungla de cristal", "Depredador", "El último gran héroe", "En busca del arca perdida", "Desafío total", "Terminator" o la propia "Mad Max 2" del 79 para tener ahora mismo una nota de 8.3 en Filmaffinity? Yo tengo la respuesta muy clara.