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España España · BARCELONA
Voto de DIEGO:
7
Drama Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
12 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que quizá sea un problema mío y no de Sorrentino. Hablo de su última película, "La juventud", en la que ha optado por un casting de máximo nivel hollywoodense; nada que decir al respecto, aunque sospechoso, dineros aparte. Es esta una película de buenas intenciones pienso, con un gran trabajo detrás, pero que cuando la ves, cuando la veo, y aquí viene mi problema, puedes pasarte buena parte de la proyección, es mi caso, absolutamente desconcertado. Y esta sensación se produce cuando constantemente te preguntas lo que hay de falso y verdadero en el film; no me importa preguntarme en cada escena si la película me está gustando o no, y hasta podría ser un mérito del director conseguir este interrogante en el espectador. El dilema trascendente surge cuando la mentira y la verdad se ponen de manifiesto en la pantalla, y esto ya me interesa más porque lo considero más objetivo, si es que la objetividad puede existir en el arte. Mi gusto al fin y al cabo solo es el mío, qué más da, es irrelevante. Pero cuando comienzas a dudar del artificio puedes ponerlo todo patas arriba. Y todo lo que explico me ha sucedido en la butaca del cine. Esas secuencias videoclip aisladas tan bien retratadas, tan bellas y estéticas, que desfilan como en un vals felliniano de poesía milimetrada, son muy artísticas, de acuerdo, ¿pero están integradas en la narración?, ¿justificadas?, ¿o son puro ejercicio estético? ¿Te echan de la historia por magníficas que sean? A mí sí, y me hacen dudar de las pretensiones del autor. La pérdida de la juventud, la exaltación de esta, el encuentro de la vejez, el vacío en algunos casos, el final y el anhelo de lo perdido, de lo vivido y no recuperable, tiene todos los ingredientes para completar un buen guion, que así lo juzgo, y que en ocasiones tiene una puesta en escena naturalista y honrada, sincera creo, pero que en otras se torna de lo más barroca y mal entendida, por muy bella que sea, lo que nos lleva a la falsedad de la que hablaba, a la mentira, y con 8 1/2 supurando en la pantalla. La verdad, sigo desconcertado. Quizá tanto contraste no sea bueno. Las conversaciones íntimas y ricas entre dos amigos, las de un padre y una hija, las de esta con el amigo del padre, incluso las de otros personajes secundarios que habitan el hotel balneario en donde transcurre la película, son su sustancia y su contenido, vivencias pasadas y futuro. Bien, pues todo ello pienso que choca contra un muro de efectismo, encarnado en grado sumo en el personaje de Jane Fonda. Ya sabemos que Sorrentino admira a Fellini y que su aroma se esparce en la pantalla, lo cual no critico en modo alguno, pero sí que lo utilizo para llamar al alto al alumno aventajado y picar a la puerta de su sinceridad en esta película. Se nota en mis palabras mi desconcierto, será cuestión de madurar más a este Sorrentino, quizá soy yo el que no está a la altura como espectador, y soy de lo más sincero en esta declaración, no hay ni una gota de ironía en lo que explico. En cualquier caso, más Sorrentino, por favor. De Caine, Weisz y Keitel solo decir que están tan fantásticos como siempre, tres monstruos de la pantalla, también me gustó mucho Paul Dano en un personaje peculiar, puede que un contrapunto de presente, historia matrimonial de la Weisz aparte. Resumiendo, confrontación de emociones y gustos, buenos, regulares y malos. En fin, a ver más cine.
DIEGO
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