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Voto de RockAction:
7
Comedia A pesar de tenerlo todo, J. (Sbaraglia) está bajo los efectos de una gran depresión. En cambio, E. (Fernández), que no posee más que un gato, vive apaciblemente a pesar de haber tenido que volver a casa de su madre. S. (Cámara) intenta volver con su mujer (Segura) dos años después de su ruptura. G. (Darín) recurre a los ansiolíticos para intentar comprender por qué su mujer tiene una aventura. P. (Noriega) pretende seducir a una ... [+]
28 de abril de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pistola en cada mano es, de nuevo, una película identificable absolutamente con el sello Cesc Gay. Pero si anteriormente en Ficció o En la ciudad el fundamento era el pudor y la contención a expresar los sentimientos o frustraciones internas que nos carcomen, en esta ocasión la película se monta sobre las confesiones generadas por ellos.

En cierta manera ese pudor se rompe por fin para dejar patente la situación entre ridícula y grotesca generada por las pequeñas grandes tragedias cotidianas que esta vida nos depara. La capacidad de conseguir empatizar e identificarse el espectador con alguna de los muchas disfunciones existenciales que dispara el director es lo que seduce de la cinta.

Este diván colectivo se narra a través de un serie de historias independientes sucesivas que confluyen al final. El conjunto de actores y actrices españoles, en algunos casos con nombres hace tiempo fuera de juego, en otros siempre incombustibles, hace una gran labor gracias al trabajo de dirección sin desentonar ninguno; sí es cierto que la primera historia nace tan arriba con el soberbio Eduard Fernández que el film ya en ningún momento logra alcanzar ese nivel.

Al igual que ocurre con Woody Allen o Mike Leigh, la obra se construye a través de diálogos elaborados que consiguen aunar naturalidad con golpes bajos -en ningún momento exagerados gracias a la contención burguesa que tan bien dibuja Cesc Gay- aportando una visión entre patética y lastimosa del ser humano civilizado.

Especialmente certera resulta esta visión en el caso del género masculino, en exceso quizá caricaturizado, pero no exento de la verdad que más escuece y desenmascara sus flaquezas. Cobardía, acomodamiento, decepción y fracaso llevados con la dignidad que el moderno y seductor entorno barcelonés maquilla, pero no erradica, como ocurre con las arrugas que nuestra piel regala sin piedad.
RockAction
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