Tendría cierta disculpa si estuviera hecha en este mediocre siglo XXI, pero precisamente el comienzo de los ochenta fue una de las renovaciones culturales más fuertes que se han conocido últimamente. Pergeñar este bodrio en esa época tiene más delito todavía. De Scorsese puedo esperarme cualqquier cosa, sobre todo mala, y qué diremos de Jerry Lewis, para qué hacer sangre, pero da bastante grima ver a De Niro protagonizando este desaguisado. Película como para óscar a su magnífico guión y luego a todo lo que se quiera, total qué más da. De las mayores imbecilidades que he contemplado, mucho más resaltable cuando se leen ciertas críticas, leerlas constituye toda una antología de la memez. En resumen un bodrio impresentable si acaso para consumo yanqui. No da ni para analizarla con cierta profundidad, porque es algo de lo que carece.