Sólido film para el justo lucimiento y ensalzamiento de la figura de Eminem, erigido aquí como símbolo del artista que aprende a serlo asumiendo y usando en favor propio sus defectos y carencias, transformándolos a su vez en arte.

Estructurado con la probada solvencia de films clásicos, explica en formato digerible la relación causal que existe entre entorno deprimido, identidad norteamericana y música rap. Y lo hace con un ritmo y una calidad técnica y artística de primer nivel.

En España el rap no deja de ser música muy minoritaria en manos de cantantes y grupos voluntariosos, pero también carentes de la fuerte personalidad que sí tienen al otro lado del atlántico. Es por ello que para muchos españoles el acercamiento a este film puede presentarse, a priori, difícil. No obstante, su calculada e inteligente elección narrativa lo asimila más a historias ya conocidas de superación personal que no a un riguroso ejercicio de narración realista sobre un submundo muy lejano.

El trabajo de Eminem es totalmente solvente (importante reseñar aquí la labor del director y del montador, reconozcámoslo), pero es gracias a sus amigos y también a una extraordinaria y vulgar Brittany Murphy que el elenco se antoja muy, muy sólido, arropando totalmente al debutante.

Pero si por algo se recordará este film es por la maravillosa canción que en él se alumbra en paralelo al nuevo yo de su protagonista; una 'Lose yourself' brillante hasta lo imposible, perfecta en su melodía, ritmo, letra e intenciones, consiguiendo catapultar el género rap a una dimensión mainstream totalmente merecida e inusitada. Una obra de arte hecha canción, apabullante, aplastante, y por la mera existencia de la cual debemos guardar eterno respeto a Eminem y estar atentos a cualquier expresión artística que quiera compartir, como esta valiosa '8 mile'.

Imprescindible en versión original.