Robert Rodriguez no especula y muestra lo que esperamos de él: acción, situaciones cómicas y surrealistas, tías buenas que exhiben sus sugerentes y exiguos atuendos sin recato, zombies, sangre, gore... De todos modos, me parece que homenajear a los clásicos de la serie B (en cuanto a sinopsis, estética y problemas técnicos se refiere) es una buena idea. Lo que no me cabe en la cabeza es cómo se les puede ocurrir a Rodriguez y a Tarantino estas ideas tan psicotrópicas. Como decía John Waters, "hay que tener muy buen gusto para apreciar el mal gusto", así que demos la bienvenida a una cinta que desde su estreno ya ha entrado, por derecho propia, en la categoría de cine de culto.