Yendo al grano, esta pésima película nos ofrece un risible, divertido, patético e inmoral mensaje tras su visionado: lo más horrible que le puede pasar a uno es que se lo folle una vieja pellejuda.

Sin pretenderlo consigue algo muy dañino y satánico: que la pedofilia, la tortura y el infanticidio nos resbalen ¡¿puede ser un guión tan malo como para que ocurra cosa semejante!? Pues sí, puede serlo y Amenábar lo ha conseguido. La película es "satánica" en ese sentido, pues consigue que el mal en estado puro, los actos más horripilantes, nos dejen indiferentes.

Es increíble que un director experimentado, y con tantos medios, buenos planos, buena música, etc., elabore esta americanada insulsa y sin garra, peor que tantas series de televisión magníficas que con mucha más emoción y desgarro se han acercado a las más demoníacas manifestaciones de la locura humana.

Lo peor que nos desea Amenábar es que nos folle una vieja, e incluso eso ya lo rodó muchísimo mejor Stanley Kubrick en El resplandor.