Floja, endeble, pobre, irregular, atrevida, pausada, insulsa y decepcionante producción que intenta mezclar acción y comedia, en un relato que se antoja insostenible y demasiado alocado.
Basada en una novela de Donald E. Westlake, la película es una secuela de "Un diamante al rojo vivo", también basada en otra novela del mismo escritor, que fue protagonizada por Robert Redford en el papel que ahora interpreta George C. Scott.
Los responsables de la película no saben darle buen ritmo al desarrollo de una historia que resulta más pesada a medida que avanza el desarrollo de la misma. Cuenta con numerosos momentos rellenados con música de los años 70, convirtiéndose en un producto que encaja con las características del cine de su tiempo, en el que la calidad de imagen y las interpretaciones, llegan a ser deplorables.
Todo queda en un mal y decepcionante recuerdo de una historia que intenta resultar graciosa en pocos momentos y que no consigue ser nada creíble, quedando en un trabajo para el olvido. Todo un robo y desperdicio de tiempo que no resulta gracioso.