"La muerte tenía un precio" puede definirse como una obra casi maestra del western. El casi se debe al "defecto" de todas las películas de Sergio Leone: El ritmo pausado, si bien en esta ocasión tan sólo se nota hacia la mitad del metraje. Hasta entonces el pulso narrativo es bastante acertado, destacando la sensacional presentación del Coronel Mortimer para mostrarnos su duro perfil psicológico, y escenas antológicas como la espera de la música del reloj o la demostración de cuánto alcanza la puntería de los pistoleros.
Secuencias como las anteriores, caracterizadas por un humor muy peculiar en los diálogos o las situaciones (ver spoiler), son ya una razón de peso para animarse a ver "La muerte tenía un precio". Eso sin contar con la extraordinaria banda sonora de Ennio Morricone, en la cual el compositor italiano deja claro por qué es un genio. Le bastaron una sencilla melodía silbada magistralmente por Kurt Savoy, otra imitando la maquinaria de un reloj, un potente órgano y unos cuantos coros para realizar un trabajo que ya es recordado en la historia del cine.
Quizá la presentación de "El Manco" no es tan buena como la de Mortimer y el guión se diluye un poco cuando El Indio trata de engañar a su propia banda, recuperándose con un final, eso sí, muy efectivo. No obstante, las interpretaciones de Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Gian Maria Volonté son memorables. Ah, y Klaus Kinski tiene verdadera cara de odio ante la provocación en su papel secundario.
Mi nota: 8,6