Por si el PP tenía poco con sus vergonzosos escándalos, van Calparsoro y Guerricaechevarría e idean con una mezcla reconocible de todos ellos un thriller en el que, por supuesto, los políticos no salen bien parados. Podría referirse a cualquier partido, pero está claro que la película los tiene a ellos como objetivo por numerosos guiños que el espectador irá adivinando y que es mejor no desvelar. Y para colmo, la acción transcurre en Valencia, lo cual tampoco es casualidad como se irá comprobando. ¿Venganza por el trato denigrante a la cultura? Quién sabe, pero yo diría que sí.
Con un guión sólido en lo más importante de la trama, pese a la complejidad de ésta al implicar a muchas personas de distintos ámbitos de la vida económica y social, "Cien años de perdón" podría ser una firme candidata a los próximos Premios Goya (y eso que estamos aún en marzo), al menos en las categorías de guión original y mejor actor (si Tosar está bien como siempre, pasándose a un personaje antagonista con respecto al de "El desconocido", atención a Rodrigo de la Serna, simplemente inmenso como atracador calculador hasta en el mínimo de los detalles). Pero es que, si a los constantes giros sorprendentes añadimos al resto de la banda, a una elegante y atractiva Patricia Vico, a un hierático y serio Raúl Arévalo al que su papel le queda perfecto y a un José Coronado al que le ha llegado en su madurez la misma transformación como actor que grandes como Landa o López Vázquez (de la comedia ligera a excelentes interpretaciones), el resultado es demoledor y no se hace pesada para nada.
No la califico con matrícula de honor por dos pequeñas lagunas que me quedaron al ver la película. Por lo demás, funciona como una buena muestra de intriga y acción.
Mi nota: 8,6