Estaba leyendo las críticas y hubo una que me llamó bastante la atención, donde alguien dijo:
“Esta es una película de esas, destinadas para "buenas" personas de "buenos" sentimientos... que son los mismos que "alojan" a sus "buenos" padres, en una práctica residencia de ancianos esperando una "buena" muerte.
Cierro cita.

William Blake dijo en uno de sus escritos que “generalizar es ser un idiota” y estoy tan seguro de que al que le gusten este tipo de películas no anda dejando a sus seres queridos en un ancianato, asi como tampoco debe ser norma que a quien no le gusten este tipo de películas, ande por ahí recogiendo niños en la calle.

Es más, emulando a Schopenahauer, soy proclive a pensar que quienes tienen buen trato y respeto para con los animales, son mejores personas que quienes los ven como simples objetos. Y quienes tratan mal a los animales, jamás pueden ser considerados “buenas personas”.

Al cine familiar no se le puede pedir que sea un cine documental, ni un cine pesado lleno de pesimismo y negativismo. Pienso al contrario, que la película está llena de nobles intenciones, cuando Milo Ventimiglia dice: «Las carreras no se ganan en la primera curva, pero si se pueden perder muchas en esa primera curva»... Hace alusión a una frase de Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón del Mundo de F1.
La premisa de la película es la metáfora de saber conducir bajo la lluvia, es cómo saber llevar una vida de adversidades, maniobrando lo mejor posible y viviendo el presente sin las tribulaciones del pasado, ni las angustias del futuro. (Como un buen piloto de carreras, debe tener cabeza fría) Todo esto en un drama familiar, con un poquito de comedia, adornado con una creencia cultural de la reencarnación de los perros en Mongolia. La película no es perfecta, pero tampoco creo que sea pretenciosa.

Hay cine para todo, y veo bastante más sano ver este tipo de películas con un niño, que al menos lo sensibiliza, que ponerlo a ver lo típico de superhéroes.

Sobra decir que muchos de estos animales, pueden captar el estado de ánimo de las personas y sentir cierta empatía ante la tristeza o la alegría de los seres humanos. Y me aventuro a decir sin temor a equivocarme, que millones de perros callejeros merecen más atención y una segunda oportunidad, que millones de humanos que andan presos en cárceles comiendo y durmiendo calientitos, mientras pagan un crimen.

Por último, si usted es amargado, creció tirando piedras a los perros realengos de su barrio, y no le gusta nada, por favor no comente cosas sin sentido, y menos generalizando sobre las personas, que eso es de gente obtusa y poco inteligente.

Nota: Le iba a poner 7, pero viendo la nota media, le dejo 10.