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Voto de Marcos Loayza:
5
5,8
47
Comedia. Fantástico
Averno, un lugar del imaginario de los habitantes andinos donde conviven vivos y muertos y donde todo encuentra su cara opuesta. Muchos han oído nombrarlo pero muy pocos verlo; Tupah, un joven lustrabotas lo debe encontrar para rescatar a su tío. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2018
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Walter Mur
Imagine usted un viaje profundo en busca de uno mismo. Imagine un mundo al que se llega bajando gradas y abriendo puertas que llevan a escenarios inesperados. Imagine que su vida transita por callejuelas y recovecos. Imagine además que usted vive rodeado de gente, pero que en el instante de la decisión está solo. Eso es Averno, la nueva película de Marcos Loayza: el delirio de la soledad en el momento de la verdad.
Atrapa y no da respiro. Está llena de susurros, de personajes reales que parecen seres fantásticos, y viceversa. Un aguzado espectador encontrará en sus escenas decenas de símbolos, mensajes auditivos y metáforas visuales que rompen esquemas y atrapan la atención. Difícil escapar al hipnótico sueño de 90 minutos que propone su director.
Si un mensaje queda al final, es que a veces hay que atravesar largas noches y descender a lo profundo para encontrar respuestas a la propia vida. Para hacerlo, se necesita dejar los miedos atrás. Quizás sólo sea cuestión, como dice alguien en la película, de quitarse las máscaras y abandonar la piel.
Imagine usted un viaje profundo en busca de uno mismo. Imagine un mundo al que se llega bajando gradas y abriendo puertas que llevan a escenarios inesperados. Imagine que su vida transita por callejuelas y recovecos. Imagine además que usted vive rodeado de gente, pero que en el instante de la decisión está solo. Eso es Averno, la nueva película de Marcos Loayza: el delirio de la soledad en el momento de la verdad.
Atrapa y no da respiro. Está llena de susurros, de personajes reales que parecen seres fantásticos, y viceversa. Un aguzado espectador encontrará en sus escenas decenas de símbolos, mensajes auditivos y metáforas visuales que rompen esquemas y atrapan la atención. Difícil escapar al hipnótico sueño de 90 minutos que propone su director.
Si un mensaje queda al final, es que a veces hay que atravesar largas noches y descender a lo profundo para encontrar respuestas a la propia vida. Para hacerlo, se necesita dejar los miedos atrás. Quizás sólo sea cuestión, como dice alguien en la película, de quitarse las máscaras y abandonar la piel.