Media votos
6,9
Votos
1 610
Críticas
5
Listas
15
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Pablodelaossa:
8
6,9
9 028
Thriller. Acción
La única conexión del ex-agente especial Cha Tae-sik con el mundo es una niña que vive cerca de su casa. La madre de la pequeña trabaja para una organización mafiosa que se dedica al tráfico de drogas y le confía a él la mercancía. Cuando los traficantes se dan cuenta, secuestran a la madre y a la niña. Además, confunden a Tae-sik con un camello. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2011
140 de 154 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay cinematografías que me comen la cabeza y plantean preguntas que por más que le doy vueltas, no puedo responder. La coreana es sin duda la que más atolladeros me genera. Esta película, por ejemplo; uno termina de verla y está emocionadísimo, le parece sin duda una genialidad. Y sin embargo, se pone a pensar en lo que le hace especial, y te cuesta admitir que es un argumento que hemos visto miles de veces, con los mismos personajes, los mismos giros de guión… lo que ocurre es que en las películas similares (hollywoodienses, claro está) aparece el típico actorzuelo musculoso y está dirigida por un chaval que piensa que cuanto más mueva la cámara y ponga efectitos, mejor será el film.
En corea saben que es lo que hace buena una película. Tienen otro tipo de sensibilidad. Nadie como los coreanos domina la narratividad, nadie presenta los personajes de esa manera, ni consigue romper la frontera entre espectador/película para sumergirnos tan dentro de la historia que conseguimos tener total afinidad con sus personajes. Sin olvidar mencionar la maravillosa mezcla de géneros que consigue transmitirnos emociones totalmente encontradas.
“The Man from Nowhere”, deudora de “Memories of Murder” y del pulso narrativo de “Old Boy”, basa su éxito en varios factores claves. En primer lugar, la exageración. Todos los personajes están llevados al extremo. Los malvados, más malos imposibles. El buenazo solitario, más frío y brutal que el Eastwood de los western de Leone. La niña inocente, que desde el primer momento en que aparece sabemos que va a sacarnos lágrimas a la fuerza. En segundo lugar, la trama comienza antes de presentarnos a los personajes protagonistas, lo que consigue engancharnos desde el primer momento y nos da la sensación de estar atrapado por los acontecimientos. Otro detalle es la manera de cuidar a sus personajes. Hasta el más secundario está perfectamente definido y tiene su momento de gloria en la trama. Todo tiene un por qué en esta película.
Pero sin duda, la clave de esta película (y de la mayoría del cine coreano) se encuentra en los pequeños detalles.
En corea saben que es lo que hace buena una película. Tienen otro tipo de sensibilidad. Nadie como los coreanos domina la narratividad, nadie presenta los personajes de esa manera, ni consigue romper la frontera entre espectador/película para sumergirnos tan dentro de la historia que conseguimos tener total afinidad con sus personajes. Sin olvidar mencionar la maravillosa mezcla de géneros que consigue transmitirnos emociones totalmente encontradas.
“The Man from Nowhere”, deudora de “Memories of Murder” y del pulso narrativo de “Old Boy”, basa su éxito en varios factores claves. En primer lugar, la exageración. Todos los personajes están llevados al extremo. Los malvados, más malos imposibles. El buenazo solitario, más frío y brutal que el Eastwood de los western de Leone. La niña inocente, que desde el primer momento en que aparece sabemos que va a sacarnos lágrimas a la fuerza. En segundo lugar, la trama comienza antes de presentarnos a los personajes protagonistas, lo que consigue engancharnos desde el primer momento y nos da la sensación de estar atrapado por los acontecimientos. Otro detalle es la manera de cuidar a sus personajes. Hasta el más secundario está perfectamente definido y tiene su momento de gloria en la trama. Todo tiene un por qué en esta película.
Pero sin duda, la clave de esta película (y de la mayoría del cine coreano) se encuentra en los pequeños detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Algo tan simple como una uña pintada en la mano del protagonista, símbolo de esa inocencia perdida, que recuerda a Cha Tae-sik aquello por lo que debe luchar. O esa otra niña a la que So-mi le pinta las uñas y que podemos reconocer por su mano en el depósito de cadáveres. Un millón de imágenes de la niña destripada no conseguiría dolernos tanto como ese pequeño detalle.
O la cara de Won Bin cuando mira dentro del maletero del coche. Aunque después se nos muestre su contenido, es nuestra imaginación al ver la desesperanza reflejada en su cara la que hace que conectemos con la causa de Cha Tae-sik.
Incluso ese personaje, el sanguinario asesino rival de nuestro protagonista, adquiere su lado mas humano tan solo con la expresión de su cara (en la escena de “los ojos”), que sin decirnos nada sabemos de él tiene ese trabajo porque es para lo que esta preparado, pero que en ningún momento aprueba las crueldades que hace su organización, y que finalmente es él quien salva a So-mi.
La conversión del protagonista y el afecto escondido que siente por la niña es algo difícil de explicar, y consigue trasmitir su unión mediante… ¡un mp3! Algo tan cotidiano que no nos paramos a pensar en lo íntimo que puede llegar a ser compartir algo tan personal como la música. Algo tan cotidiano que sólo la sensibilidad coreana sabe captar con su particular mirada cinematográfica.
En definitiva, nos encontramos ante un gran thriller de acción, que nos cuenta algo muy visto desde un punto de vista novedoso. Donde la acción está perfectamente coreografiada y los sentimientos afloran a raudales. Donde lo grande y espectacular está al servicio de lo pequeño e íntimo.
Donde podemos ver en la misma película a “León el profesional”, “El Fuego de la venganza”, a Harry el sucio o a Travis Bickle.
Donde el Yojimbo de Kurosawa parece haber llegado a Corea del Sur, y ante la cantidad de violencia que vemos en pantalla, queremos que el Hombre sin Nombre se quede para siempre con nosotros.
O la cara de Won Bin cuando mira dentro del maletero del coche. Aunque después se nos muestre su contenido, es nuestra imaginación al ver la desesperanza reflejada en su cara la que hace que conectemos con la causa de Cha Tae-sik.
Incluso ese personaje, el sanguinario asesino rival de nuestro protagonista, adquiere su lado mas humano tan solo con la expresión de su cara (en la escena de “los ojos”), que sin decirnos nada sabemos de él tiene ese trabajo porque es para lo que esta preparado, pero que en ningún momento aprueba las crueldades que hace su organización, y que finalmente es él quien salva a So-mi.
La conversión del protagonista y el afecto escondido que siente por la niña es algo difícil de explicar, y consigue trasmitir su unión mediante… ¡un mp3! Algo tan cotidiano que no nos paramos a pensar en lo íntimo que puede llegar a ser compartir algo tan personal como la música. Algo tan cotidiano que sólo la sensibilidad coreana sabe captar con su particular mirada cinematográfica.
En definitiva, nos encontramos ante un gran thriller de acción, que nos cuenta algo muy visto desde un punto de vista novedoso. Donde la acción está perfectamente coreografiada y los sentimientos afloran a raudales. Donde lo grande y espectacular está al servicio de lo pequeño e íntimo.
Donde podemos ver en la misma película a “León el profesional”, “El Fuego de la venganza”, a Harry el sucio o a Travis Bickle.
Donde el Yojimbo de Kurosawa parece haber llegado a Corea del Sur, y ante la cantidad de violencia que vemos en pantalla, queremos que el Hombre sin Nombre se quede para siempre con nosotros.