Estamos acostumbrados a comedias románticas de risa fácil llegadas desde Hollywood o procedentes de la industria nacional donde escasean auténticos valores como el amor verdadero, las relaciones entre personas o la familia. En este caso el género se mezcla con una proporción adecuada de drama que hace de ésta una película fresca y entrañable, quizá con demasiado azúcar. Utiliza además un humor más fino de lo que estamos acostumbrados y una banda sonora excepcional en todo momento.